La propuesta de hoy, tener una “Atención plena del cuerpo” es una invitación a abrir una puerta esencial en el camino del Mindfulness y la Gestalt: la del reencuentro con nuestro propio cuerpo como fuente directa de las experiencias, de la presencia y del conocimiento.
En un mundo dominado por el pensamiento, donde la mente se impone como eje de control, planificación y rendimiento, el cuerpo queda a menudo relegado a un segundo plano, utilizado solo como instrumento para las funciones cotidianas o como objeto de autoexigencia y valoración externa, algo que mostrar en las redes sociales o esconder bajo capas de vergüenza y culpa.
Pero cuando comenzamos a observarlo con atención y sin juicios, se revela como un espacio vivo, sensible y cargado de significado.
Desde la perspectiva del Mindfulness, la atención plena al cuerpo consiste en orientar la conciencia hacia las sensaciones corporales —sean estas sensaciones físicas neutras, agradables o desagradables— sin querer cambiarlas, simplemente observándolas con curiosidad y amabilidad.
Esta actitud de escucha, si además viene acompañanda con proceso de psicoterapia con un psicólogo en El Prat de Llobregat o OnLine, transforma la manera de relacionarnos con nosotros mismos, ya que nos permite reconocer las emociones en su origen más sutil, cuando todavía no se han convertido en pensamientos o reacciones.
Esto supone una vía de regulación emocional fundamentada en la presencia, no en el control.
La Gestalt comparte este eje fundamental con el Mindfulness. El cuerpo es el territorio inmediato del “aquí y ahora”. En la Gestalt, en lugar de analizar o interpretar exclusivamente la experiencia desde una distancia mental, se propone vivir la experiencia plenamente desde el sentir.
Y ese sentir comienza, inevitablemente, por el cuerpo.
Las tensiones musculares, las posturas o los cambios sutiles en la respiración son mensajes vivos que nos hablan de deseos, límites, miedos y necesidades profundas.
La toma de conciencia corporal se convierte, así, en una herramienta privilegiada para reconectar con la autenticidad y romper con automatismos que a menudo perpetúan malestar o conflictos no resueltos.
Aplicar la atención plena al cuerpo no significa buscar comodidad constante, sino sostener también las sensaciones difíciles con una presencia estable y acogedora.
En este sentido, puede ser especialmente importante esta Atención en situaciones de ansiedad, de bloqueo emocional o de experiencias traumáticas, con cuidado y poco a poco.
Como indican tanto la teoría como la práctica, sentir el cuerpo con detalle puede ayudar a reconocer y dar espacio a emociones que habían quedado ocultas o reprimidas, creando condiciones para su integración y liberación.
Además, habitar el cuerpo de esta manera genera una nueva calidad de presencia también en las relaciones personales. Cuando escuchamos el cuerpo, nos acercamos a nuestra verdad interna; y cuando hablamos desde esa verdad, la comunicación con los demás se vuelve más auténtica, más empática y más arraigada.
No se trata solo de expresar lo que pensamos, sino también de compartir lo que sentimos y vivimos, con el cuerpo como guía.
Así pues, esta conexión con la corporeidad no solo transforma la manera de gestionar las emociones, sino también la manera en que tomamos decisiones, cómo nos relacionamos y cómo nos cuidamos.
En este sentido, la atención plena al cuerpo es mucho más que una técnica de meditación que puede ser acompañada con un psicólogo en El Prat de Llobregat o OnLine: es una manera de habitar la vida desde la totalidad. Y desde esta base, como veremos en las secciones siguientes, surgen momentos de comprensión, cambio y conexión que solo son posibles cuando nos atrevemos a escuchar lo que el cuerpo nos dice.
Como podemos escuchar en el cuento de Hara, la atención plena del cuerpo puede emerger como una guía para gestionar la experiencia emocional y favorecer una relación más auténtica con uno mismo y con los demás.
A través de la vivencia de Hara, podemos descubrir cómo escuchar las sensaciones físicas no solo permite tomar conciencia de lo que realmente está ocurriendo dentro de nosotros, sino que también abre la posibilidad de responder desde la presencia y no desde el impulso o el automatismo.
Por ejemplo, en un momento del cuento, Hara se encuentra en una conversación familiar y su madre le hace un comentario casual sobre su forma de vivir: le sugiere que quizás debería tomarse el trabajo más en serio. Aunque las palabras se dicen sin tono agresivo, Hara nota una reacción inmediata en su cuerpo: como una presión en el vientre y una contracción en los hombros.
En esta ocasión, y dado que ya lleva algunas sesiones de Mentoría en Mindfulness, en lugar de ignorar o racionalizar esas sensaciones, decide hacer una pausa y dirigir su atención plena hacia ellas. Sin añadir ninguna interpretación mental, simplemente observa cómo se manifiesta esa tensión y cómo evoluciona cuando le da espacio. Este acto de presencia le permite reconocer que el malestar no es solo por el comentario concreto, sino que activa una autoexigencia profunda que arrastra desde hace tiempo.
Desde la perspectiva del Mindfulness, esta observación sin juicio permite que la reacción emocional no se convierta en una cadena de pensamientos o en una respuesta impulsiva. Desde la mirada Gestáltica, la atención al cuerpo abre un canal de autoconocimiento que revela una parte importante de su historia interna.
Así, lo que podría haber sido un conflicto o una tensión sostenida se transforma en una oportunidad para reconocer, sostener y acoger una herida antigua con más conciencia.
Hara nota que su reacción no es proporcional al comentario e investiga la respuesta corporal para entender qué se esconde ahí. En lugar de responder desde la defensa o el cierre, acoge la tensión y escucha su mensaje, favoreciendo una respuesta más madura. Esta habilidad le resulta útil para identificar patrones emocionales que se reactivan en esos contextos familiares y tiene la oportunidad de poder trabajarlos.
En otro momento, recibe la llamada de su hermana Amèlia, que le pide si puede acompañarla a elegir muebles para la habitación del bebé. Al recibir la propuesta, Hara siente un nudo en el estómago, una sensación clara para quien ha desarrollado una escucha fina del cuerpo.
Aunque la petición parece simple y amable, Hara intuye que esa reacción corporal le está indicando algo. Al prestarle atención, se da cuenta de que su resistencia no tiene que ver con su hermana ni con la propuesta en sí, sino con sus vivencias y luchas internas.
En lugar de dar una respuesta automática o fingir entusiasmo, Hara decide observar lo que siente y, desde ese espacio de conciencia corporal, se da permiso para validar su emoción. Esta práctica le permite acompañar a su hermana desde un lugar más arraigado y sincero, sin forzarse a ocultar lo que está viviendo internamente.
Desde la mirada gestáltica, este sería un ejemplo de contacto auténtico: conectar con una misma para poder conectar con la otra sin perderse. La atención al cuerpo le da claridad sobre sus límites y emociones, y al mismo tiempo le permite sostener la relación con su hermana desde una presencia honesta y abierta.
Hara identifica que su tensión no proviene de la situación externa, sino de un contenido emocional más profundo que emerge a través del cuerpo. Decide no huir de la sensación, sino escucharla para comprenderse mejor y actuar desde un lugar más coherente con lo que siente. Y esta práctica le permite detectar sus propios límites emocionales y sostener la propia vulnerabilidad en situaciones, como en este caso, de proximidad afectiva.
Las dos escenas muestran cómo el cuerpo puede convertirse en una brújula interna precisa y confiable, capaz de guiarnos en situaciones delicadas si nos detenemos a escucharlo. Cuando integramos la atención plena del cuerpo, ganamos no solo más autoconocimiento, sino también más libertad para actuar desde la verdad del momento, con presencia y sensibilidad.
Es importante tener en cuenta que la atención plena del cuerpo no es solo una práctica individual, sino que también puede constituir una herramienta de gran valor en un contexto de crecimiento personal o terapéutico si somos acompañados por un psicólogo en El Prat de Llobregat o OnLine.
Su aplicación permite a estudiantes, clientes o pacientes tomar conciencia de la experiencia inmediata a través de las sensaciones corporales, a menudo más fiables y directas que los relatos mentales o las interpretaciones cognitivas que suelen hacerse.
A través de la exploración corporal, se facilita, entre otras cosas, la identificación de emociones reprimidas, de patrones de tensión crónica o de formas automáticas de respuesta, posibilitando así una relación más auténtica con la experiencia presente.
Analicemos algunas situaciones en las que este enfoque puede ser aplicado de manera concreta.
Por ejemplo, una persona explica que, en situaciones sociales, siente un malestar difuso: se tensa, su respiración se acelera y nota un hormigueo en las manos. Tiene la sensación de que todo el mundo la observa, y eso le genera incomodidad y la necesidad de controlar todo lo que dice o hace.
En estos casos, el psicólogo, terapeuta o mentor en Mindfulness, puede invitar a la persona a cerrar los ojos y dirigir su atención a esas sensaciones corporales, sin juzgarlas ni querer que desaparezcan. Se le puede proponer observar con detalle su ritmo respiratorio y la manera en que se manifiesta la tensión en diferentes partes del cuerpo.
Aquí se le podría preguntar:
- ¿Dónde notas primero la sensación de incomodidad cuando estás con otras personas?
- ¿Qué pasa cuando simplemente observas esas sensaciones, sin intentar cambiarlas?
- ¿Cómo sería si, en lugar de controlar cómo te ven, te anclaras a lo que sientes dentro de ti?
Este pequeño ejercicio puede ayudar a la persona a reconectar con el cuerpo como eje de presencia, permitiéndole regular la ansiedad a través de la observación directa de sus sensaciones y no del relato mental sobre lo que cree que los demás piensan.
Otra situación podría ser una persona que explica que tiene una sensación persistente de tristeza y apatía, pero dice que no sabe de dónde viene. Se siente como si estuviera apagada, sin emociones claras, como si caminara por la vida en piloto automático.
Una propuesta que podemos hacer aquí es realizar un escaneo corporal: guiar al paciente a través de diferentes zonas del cuerpo para identificar sensaciones físicas sutiles. El objetivo no es buscar nada concreto, sino abrirse a la posibilidad de que el cuerpo “hable” antes de que la mente encuentre explicaciones.
Para ayudarle a indagar en la experiencia, se le puede preguntar:
- ¿Hay alguna zona de tu cuerpo donde notes más tensión o peso?
- Si esa sensación tuviera una voz o una emoción asociada, ¿qué te diría?
- ¿Qué pasa en ti cuando te permites simplemente estar con esa sensación, sin querer entenderla del todo?
A través de la práctica corporal, la persona puede acceder a capas de experiencia emocional no verbalizadas, abriendo espacios de comprensión y expresión que pueden conducir, por ejemplo, a un proceso de duelo o de integración emocional.
Finalmente, podemos encontrarnos con una persona que comenta que acostumbra a decir “sí” cuando en realidad quiere decir “no”, especialmente en el ámbito laboral o familiar. A menudo se encuentra aceptando más responsabilidades de las que puede sostener, y luego siente una mezcla de culpa, irritación y cansancio.
Aquí, entre otras propuestas, el psicólogo OnLine, terapeuta o mentor puede trabajar con la persona para identificar qué dice su cuerpo en los momentos en los que acepta cosas que no desea. Se le puede proponer que cierre los ojos, que recuerde una situación reciente y que observe qué sensaciones corporales aparecen justo antes de dar una respuesta verbal.
Para ayudarle a investigar, le podemos preguntar:
- ¿Cómo responde tu cuerpo cuando estás a punto de decir “sí” pero en realidad te gustaría decir “no”?
- ¿Hay alguna parte de ti que se contrae o se endurece en ese momento?
- ¿Cómo cambiaría tu respuesta si confías en lo que tu cuerpo te comunica?
Este trabajo facilita la reconexión con las señales corporales que indican un límite, ayudándole a recuperar la autoridad sobre sus decisiones y a sostener mejor su deseo y voluntad.
En estas tres situaciones, la atención plena del cuerpo es una vía directa hacia el contacto con la realidad física y emocional presente, ofreciendo a las personas un recurso, un lugar de anclaje interno potente, siempre disponible: el cuerpo.
Esta escucha corporal, cultivada con respeto y constancia, permite no solo reconocer lo que uno siente, sino habitarlo desde un lugar de presencia, responsabilidad y libertad.
Como vamos viendo…
En el camino hacia una vida más presente, serena y auténtica, pocas herramientas son tan transformadoras como la atención plena del cuerpo.
A menudo olvidamos que el cuerpo es nuestro primer espacio de experiencia, el lugar donde todo comienza: la respiración que se agita, el corazón que se acelera, el gesto que se tensa o la piel que se estremece.
Esas señales sutiles, que con demasiada frecuencia pasan desapercibidas, son mensajes vivos que nos hablan de cómo estamos, qué necesitamos y hacia dónde queremos ir. Cuando nos detenemos a escucharlas, la relación con nosotros mismos y con nuestro entorno comienza a cambiar.
La práctica de la atención plena del cuerpo nos invita, precisamente, a hacer este giro esencial: pasar del pensamiento incesante a la sensación directa; de la reacción inconsciente a la elección consciente.
Y no hacen falta grandes rituales para empezar. Una respiración observada con cuidado, una tensión corporal reconocida sin juicio o una emoción que surge mientras escuchamos nuestro cuerpo pueden abrir la puerta a una nueva manera de habitarnos.
Los beneficios de integrar esta práctica son múltiples y se extienden tanto a la vida personal como a la profesional. A nivel interno, nos ayuda a gestionar mejor las emociones, a poner límites con más claridad y a reconocer cuándo nos estamos desconectando de nuestro propio bienestar. A nivel relacional, nos permite escuchar con más empatía, responder desde la presencia y comunicarnos desde un lugar más enraizado. Y en el ámbito profesional, donde a menudo predomina el pensar y el hacer por encima del ser, introducir momentos de conexión corporal puede mejorar la calidad humana del trabajo que ofrecemos.
La verdadera fuerza de esta práctica reside en su simplicidad y accesibilidad. No hace falta tener experiencia previa ni dedicarle largas horas. Cualquier momento del día puede ser una oportunidad para detenerse, respirar y notar el cuerpo. Y cada vez que lo hacemos, rompemos con el automatismo y nos abrimos a una vivencia más plena y más libre.
Cabe destacar que esta manera de estar no nace del control ni del esfuerzo por mejorarse, sino de la amabilidad y la escucha hacia uno mismo.
En lugar de querer cambiar lo que sentimos, aprendemos a sostenerlo.
En lugar de huir de las sensaciones difíciles, las habitamos. Y desde ahí, a menudo, aparece de manera natural una nueva claridad, una acción más coherente o una emoción más genuina.
Por eso, integrar la atención plena del cuerpo no es solo una práctica puntual, sino una actitud que puede impregnar toda nuestra vida. Es una invitación a recuperar el vínculo con nuestro cuerpo no como objeto, sino como casa viva.
Es volver a habitarnos para, desde ahí, poder estar más presentes con los demás, con el mundo y con lo que realmente importa.
Empecemos pues por lo que tenemos más cerca: una respiración, un gesto, una sensación. El cuerpo nos espera. Escucharlo es el primer paso para vivir con más profundidad y más libertad. El cuerpo nos permite habitar nuestro ser.
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Aleix Boronat Monfort
Director y fundador de l’Espiral. Terapeuta Gestalt, Formador y Mentor en Mindfulness y Miembro adherente de la AETG. Formación en Psicoterapia Integrativa (programa SAT). Formado en técnicas psico-corporales (Yoga, Shiatsu y Movimiento, Bioenergética y Movimiento Auténtico).