En el mundo acelerado en el que vivimos, frecuentemente nos encontramos atrapados en una espiral de prisa y estrés, donde el tiempo para reflexionar y simplemente ‘ser’ es escaso.
La práctica de hacer una pausa, integrada en el Mindfulness y la Gestalt, nos brinda la oportunidad de reconectar con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Esta capacidad de hacer una pausa puede enriquecer nuestra vida personal y transformar la forma en que interactuamos con los demás.
Un punto de inflexión en la vida diaria
Hacer una pausa dentro del marco de la Mindfulness es un acto consciente de detenerse para percibir lo que está sucediendo aquí y ahora. Nos permite darnos cuenta no solo de lo que sentimos, notamos o pensamos, sino también de los acontecimientos en nuestro entorno, acogiendo la realidad presente sin emitir juicios.
Esta desconexión del piloto automático nos ofrece la oportunidad de responder a los eventos de una manera más medida y consciente. Por ejemplo, en momentos de tensión o sobrecarga mental o emocional, una pausa puede ayudarnos a reconocer nuestras emociones y nos abre la puerta a manejar las situaciones con una mente más clara y un corazón más tranquilo.
En la Gestalt, la pausa se entiende como un espacio donde podemos aumentar la conciencia del momento presente e interrumpir los patrones habituales que a menudo nos conducen a conflictos internos o malentendidos en nuestras relaciones.
Integrar el arte de hacer una pausa en nuestra rutina diaria puede transformar nuestra experiencia cotidiana.
Hacer una pausa, sobre todo si es acompañada por un psicólogo en El Prat de Llobregat o On-Line, nos proporciona una herramienta para gestionar el estrés y cultivar un estado de ánimo más equilibrado, mejorando así nuestra salud emocional y física.
A nivel interpersonal, la práctica de la pausa consciente puede permitirnos ver las situaciones desde una perspectiva más compasiva y empática, facilitando interacciones más armoniosas y una mayor comprensión mutua.
Exploramos ahora este arte a través de la historia de Hara y su participación en los grupos de Mindfulness. Si aún no has escuchado el cuento, te recomiendo hacerlo antes de continuar con esta lectura. El cuento sirve como un ejemplo vívido de cómo la integración de la pausa en la vida cotidiana de Hara, la protagonista, puede ser transformadora.
En un segmento del cuento, escuchamos cómo Hara ayuda en la tienda de su familia. Cuando su madre le pide urgentemente que revise un pedido, la reacción inicial de Hara es de frustración debido a la sobrecarga de tareas. Sin embargo, en lugar de reaccionar impulsivamente, recuerda su sesión de Mindfulness y decide hacer una pausa.
Esta pausa le permite ver a su madre con nuevos ojos, reconociendo su fatiga y angustia. Esta comprensión del momento presente suaviza la respuesta de Hara y transforma la interacción, pasando de una potencial confrontación a un diálogo más empático y nutritivo.
En otro momento del cuento, Hara y su compañero, Miquel, discuten sobre la cena. En lugar de precipitarse a imponer su opinión, Hara aplica lo que ha aprendido sobre hacer una pausa. Se detiene, y esto le permite escuchar activamente, permitiendo que su compañero exprese sus preferencias. Esta pausa no solo evita un conflicto, sino que crea un espacio para una mayor conexión y comprensión mutua.
Como se ve en el cuento, las pausas conscientes pueden transformar las interacciones cotidianas, convirtiendo discusiones potencialmente tensas en oportunidades para profundizar lazos personales.
La práctica de hacer una pausa, estos momentos de reflexión consciente, pueden ser un portal hacia una nueva manera de interactuar con el mundo.
A través del Mindfulness y la Gestalt, hacer una pausa puede ser una habilidad crucial para cultivar, con el fin de navegar y mejorar nuestras relaciones diarias.
Esta importancia también la podemos ver en entornos terapéuticos o de crecimiento personal, donde integrar esta pausa consciente puede ser una herramienta valiosa. Tanto si eres terapeuta, mentor, psicólogo o si eres paciente o participas en alguno de estos espacios que fomentan el autoconocimiento.
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Gestión de la ansiedad
Por ejemplo, en una sesión de terapia o mentoría donde se aborde el tema de la ansiedad, la persona que solicita ayuda puede experimentar un aumento significativo de los síntomas mientras habla sobre su ansiedad. En estos casos, hacer una pausa puede ser utilizado como una herramienta para ayudar a la persona a recalibrar su respuesta emocional.
Cuando se empieza a sentir abrumado, el terapeuta, psicólogo en el prat o mentor puede guiarle a hacer una pausa.
Respirar, centrarse en la respiración, y notar las sensaciones físicas sin juzgarlas.
Y después de una pequeña pausa, que puede durar solo unos segundos o unas pocas respiraciones, se podría preguntar:
- ¿Qué notas en tu cuerpo en este momento que has hecho una pausa?
- ¿Cómo se compara esta sensación con el momento de ansiedad que experimentaste hace un rato?
- ¿Qué crees que te puede enseñar este momento de pausa sobre cómo gestionar tus emociones?
Utilizando la pausa, el paciente o el alumno aprende a distanciarse de sus reacciones inmediatas. Hacer una pausa le proporciona la oportunidad de observar las emociones, las sensaciones y los pensamientos desde un punto de vista más objetivo, permitiéndole darse cuenta, por ejemplo, de qué le está diciendo la ansiedad.
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Mejora de la comunicación en Terapia de Pareja
En terapia de pareja, donde la tensión puede escalar rápidamente, hacer una pausa puede ser sugerido como un método para reajustar la perspectiva de los miembros de la pareja antes de que las conversaciones se vuelvan acaloradas.
Por ejemplo, si se debe abordar un tema delicado, el terapeuta o psicólogo online puede animar a la pareja a hacer una pausa conjunta. Respirando juntos y reconociendo el espacio compartido sin presión para responder de inmediato.
Después de un momento de pausa, se podría preguntar:
- ¿Cómo te sientes ahora después de esta pausa comparado con antes de empezarla?
- ¿Qué importancia crees que puede tener este momento de pausa en vuestra comunicación diaria?
- ¿Podrías ver esta pausa como un recurso cuando sientes que las emociones se intensifican entre vosotros?
En estos contextos, la pausa puede ayudar a las parejas a cultivar un espacio de diálogo más tranquilo y respetuoso. Puede facilitar una comunicación más efectiva y reducir la probabilidad de malentendidos.
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Reflexión sobre decisiones de vida
Un momento particularmente oportuno para hacer una pausa podría ser durante una sesión terapéutica o cualquier trabajo enfocado a tomar decisiones importantes. En momentos donde las personas deben tomar decisiones cruciales, pueden sentirse divididas o indecisas. Hacer una pausa proporciona el tiempo necesario para reflexionar profundamente sobre las opciones disponibles.
El psicólogo, terapeuta o mentor puede introducir esta pausa cuando el paciente o estudiante manifieste conflicto o confusión sobre una decisión importante que debe tomar. Esto les permite tener tiempo para una reflexión interna profunda.
Tras la pausa, el terapeuta podría plantear preguntas como:
- ¿Qué sensación o pensamiento destacó más respecto a tu decisión durante la pausa?
- ¿Cómo describirías tu estado de ánimo actual después de tomarte este momento para pensar?
- ¿Qué nuevos factores o perspectivas has considerado durante esta pausa?
Como podemos ver, la pausa ofrece una oportunidad para la introspección y la evaluación calmada de las opciones, ayudando a las personas a conectarse con sus sentimientos más profundos y guiarlos hacia decisiones más conscientes.
Utilizar la pausa en estos contextos terapéuticos o de crecimiento personal no solo mejora la capacidad de los pacientes o alumnos para gestionar emociones e interacciones, sino que también enriquece su autoconocimiento y comprensión de sus procesos internos, aspectos fundamentales del Mindfulness y la Gestalt.
Espero que lo explicado en este articulo y lo que has escuchado en el cuento te haya ayudado a descubrir el poder transformador de hacer una pausa.
Como hemos visto, este concepto, aparentemente simple, actúa como un puente entre la conciencia personal y la interacción con el mundo que nos rodea.
Hacer una pausa no es solo un acto de detenerse físicamente; es una invitación a reconectar con el momento presente, a respirar profundamente y a observar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones.
Integrar la pausa en nuestra rutina diaria nos ayuda a cultivar una relación más profunda y compasiva tanto con nosotros mismos como con los demás.
La pausa nos permite transformar las situaciones cotidianas en oportunidades para el crecimiento personal y el aprendizaje, además de ser una herramienta para la transformación social.
Si podemos detenernos antes de reaccionar impulsivamente, desarrollamos una mayor resiliencia y una capacidad para manejar las tensiones de la vida con mayor conciencia. Tenemos la oportunidad de contribuir a una sociedad más inclusiva y compasiva.
Hacer una pausa, tanto en la práctica del Mindfulness como en la Gestalt, subraya la importancia de la presencia y la conciencia. Estas son habilidades que se pueden cultivar y fortalecer con práctica regular, ya sea en grupos de Mindfulness o en espacios terapéuticos.
Te animo a permitirte hacer pausas regularmente. Es un regalo que te das a ti mismo y a los demás. Date un espacio para respirar y recalibrar, un espacio y tiempo que pueden transformar radicalmente la forma en que vives.
Hacer una pausa es más que un acto simple; puede ser una filosofía de vida que fomente una existencia más consciente y plena, enriqueciendo profundamente tu experiencia de vida.
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![Hacer una pausa (Apuntes de Mindfulness y Gestalt) Aleix Boronat](https://lespiral.cat/wp-content/uploads/2023/05/Aleix-Boronat.jpg)
Aleix Boronat Monfort
Director y fundador de l’Espiral. Terapeuta Gestalt, Formador y Mentor en Mindfulness y Miembro adherente de la AETG. Formación en Psicoterapia Integrativa (programa SAT). Formado en técnicas psico-corporales (Yoga, Shiatsu y Movimiento, Bioenergética y Movimiento Auténtico).