La Atención a la respiración (Apuntes de Mindfulness y Gestalt 5)

Actualmente, la vida, tiene un ritmo muy acelerado. Nuestra mente suele saltar de una preocupación a otra, manteniéndonos, muchas veces, atrapados en una dinámica de distracción y estrés constante.

En este contexto, una práctica como la de prestar atención a la respiración se convierte en una herramienta muy importante a considerar tanto en el Mindfulness como en la Gestalt, ya que ofrece una forma directa de volver al momento presente.

La respiración es un fenómeno natural, siempre presente y constante en nosotros. No es necesario crearla ni modificarla para prestarle atención, simplemente hay que observarla.

Este acto de atención plena no solo puede ayudarnos a centrarnos, sino que, si además somos acompañados por un psicólogo en El Prat de Llobregat o OnLine, también puede tener un impacto directo en la regulación emocional y en la forma en que respondemos al entorno.

En momentos de tensión o incertidumbre, llevar la conciencia a la respiración puede darnos un espacio entre el estímulo y la reacción, y esto nos da tiempo para elegir una respuesta más consciente y equilibrada.

Muchas situaciones cotidianas nos impulsan a reaccionar automáticamente.

Un comentario desagradable, un problema inesperado o una dificultad en el trabajo pueden activar una respuesta inmediata basada en el estrés, la impulsividad y en patrones automáticos.

Pero cuando dirigimos nuestra atención a la respiración, podemos generar un espacio que nos permite elegir cómo responder, en lugar de dejarnos llevar por la inmediatez de las emociones.

Por ejemplo, cuando nos sentimos ansiosos o abrumados, nuestra respiración se vuelve más corta y superficial, lo que activa la respuesta de lucha o huida de nuestro sistema nervioso.

En estos casos, observar la respiración puede no ser fácil, y quizá necesitemos la compañía de un Mentor o Psicólogo en El Prat de Llobregat o OnLine, para poder observarla y permitir que se profundice de manera natural puede ayudar a reducir esta respuesta fisiológica, promoviendo un estado de calma y centramiento.

Y desde un estado más calmado y centrado es más fácil abordar lo que nos está ocurriendo con mayor conciencia y serenidad.

La atención a la respiración es, quizás, la práctica esencial para anclarnos en el aquí y ahora.

Cuando nos damos cuenta de que la mente se ha dispersado en preocupaciones o pensamientos futuros, volver a la respiración nos permite reconectar con el cuerpo y con el momento presente, evitando quedar atrapados en un ciclo de rumiación mental.

Esta práctica no tiene por qué ser complicada ni reservarse para momentos especiales. Puede integrarse en situaciones diarias, como cuando necesitamos responder a un correo o un mensaje difícil, tomándonos unas cuantas respiraciones conscientes para ganar claridad.

En momentos de tensión, podemos hacer una pausa para observar cómo la respiración se ve afectada y permitir que se relaje.

Incluso puede incorporarse en las transiciones del día, como antes de una reunión o al final de la jornada laboral. En estos casos, utilizar la respiración para tomar conciencia del momento presente y observar qué impacto ha tenido, o tiene en nosotros, lo que hemos hecho o lo que estamos a punto de hacer.

Es especialmente útil en momentos en los que sentimos que estamos perdiendo el control de nuestras emociones o de nuestro entorno. La respiración nos recuerda que, independientemente de lo que esté ocurriendo en el exterior, siempre tenemos una ancla interna a la que podemos regresar.

Como veremos en los siguientes ejemplos, la atención a la respiración es una práctica sencilla pero transformadora.

Una práctica que nos permite volver a nosotros mismos, recuperar la calma y desarrollar una mayor capacidad de respuesta consciente ante la vida. Cuando integramos esta práctica de manera regular, no solo mejoramos nuestra respuesta emocional, sino que también cultivamos una forma de vivir más serena y equilibrada.

Recordar que siempre podemos volver a la respiración nos proporciona una sensación de seguridad y estabilidad a pesar del caos externo.

Es una práctica que nos enseña que no se trata de controlar la vida, sino de estar presentes con ella, respiración a respiración.

Podemos escuchar todo esto en el cuento de Hara. Como siempre, si aún no lo has escuchado, te animo a hacerlo ahora.

En el cuento, uno de los momentos de toma de conciencia de Hara ocurre cuando su madre la llama alterada por un problema con un cliente. En una situación normal, su primera reacción habría sido defenderse, justificarse o sentirse inmediatamente culpable. Pero Hara decide aplicar lo que ha aprendido en su sesión de Mindfulness: hacer una pausa y llevar la atención a su respiración antes de hablar.

Este pequeño gesto le permite romper el patrón habitual de reacción automática. Entonces, su respuesta se vuelve más mesurada y calmada, evitando así una escalada de tensión y gestionando la situación de una manera más efectiva.

La respiración actúa como un puente entre la emoción y la respuesta, y esto permite a Hara elegir cómo quiere actuar en lugar de dejarse arrastrar por el estrés del momento.

En este caso, Hara se da cuenta de que puede utilizar la respiración para evitar caer en lo mismo de siempre. En lugar de reaccionar automáticamente, aprende a darse un espacio para procesar la situación antes de hablar. Y lo aplica, precisamente, en una situación de tensión, un momento en el que, con este pequeño gesto, puede promover una comunicación más consciente y efectiva.

Otro momento en el cuento ocurre durante una excursión, cuando un cliente se queja del ritmo de la caminata. Hara, que suele ser muy autoexigente, siente un impulso inmediato de culpa y frustración, interpretando la situación como un fracaso personal. Pero, en lugar de dejarse llevar por esta creencia, recuerda la práctica de la respiración y decide centrarse en la sensación del aire entrando y saliendo de su cuerpo antes de reaccionar.

Este gesto le permite observar el sentimiento sin dejarse arrastrar por él.

En lugar de criticarse a sí misma o intentar defenderse, responde con una actitud más abierta y equilibrada, ajustando el ritmo de la caminata sin perder su serenidad.

En este caso, vemos cómo la conciencia de la respiración ayuda a gestionar la autocrítica y a cultivar una relación más amable con uno mismo. Hara identifica el patrón de autocrítica que se activa en situaciones de tensión y, en lugar de dejarse llevar por la culpa, utiliza la respiración para recuperar el equilibrio emocional.

Los momentos del cuento muestran que la atención a la respiración no es solo una técnica de meditación, sino una herramienta práctica para la vida cotidiana.

Cuando aprendemos a volver a la respiración, ganamos más libertad para elegir cómo responder y desarrollamos una relación más saludable con nosotros mismos y con los demás.

La respiración siempre está presente, disponible para ofrecernos un espacio de calma y presencia en cualquier momento. Como nos muestra Hara, incorporar esta práctica en la vida diaria nos permite afrontar las situaciones con más serenidad, claridad y autoconciencia.

Esta, no solo es una herramienta a tener en cuenta en nuestro día a día, sino también en situaciones que quizás no sean tan habituales y que no ocurren todos los días, como en una sesión de terapia con un psicólogo en El Prat de Llobregat o OnLine, o en un espacio de toma de conciencia, como un curso o un taller de crecimiento personal o de Mindfulness.

La atención a la respiración es esencial en el Mindfulness y también en la Gestalt. Facilita la toma de conciencia y la conexión con el momento presente, entre otros beneficios.

Puede utilizarse en el marco de un taller o en una sesión de terapia.

Por ejemplo, imaginemos el caso de una persona con ansiedad que manifiesta dificultades para controlar los pensamientos recurrentes y se siente abrumada por las responsabilidades diarias. Esta persona comenta que, con frecuencia, experimenta una sensación de ahogo y tensión en el pecho cuando está bajo presión, lo que le impide tomar decisiones con claridad.

En este caso, el terapeuta, el psicólogo, o el guía del taller puede acompañar a la persona en un ejercicio de conciencia respiratoria.

Puede pedirle que, en lugar de intentar controlar la ansiedad, simplemente lleve la atención a su respiración y observe cómo se comporta su cuerpo cuando está en un estado de alerta. Esto puede permitirle reconocer que, en este caso, su patrón de respiración está vinculado a su respuesta de estrés y que puede influir conscientemente en él.

Se le pueden hacer preguntas para facilitar la toma de conciencia, como:

  • Cuando sientes ansiedad, ¿cómo es tu respiración? ¿Notas algún patrón en esos momentos?
  • ¿Qué ocurre cuando diriges la atención a la respiración sin intentar cambiarla?
  • ¿Puedes identificar si tu respuesta ante el estrés se modifica cuando respiras más profundamente?

Este pequeño ejercicio puede ayudar a la persona a tomar conciencia de su estado interno a través de la respiración, evitando quedar atrapada en pensamientos rumiativos. Con la práctica, puede utilizar la respiración como una herramienta para autorregularse.

Otro caso podría ser el de una persona que explica que, con frecuencia, se deja llevar por la rabia en discusiones con su pareja o compañeros de trabajo. Cuando se siente atacada o cuestionada, reacciona de inmediato con comentarios agresivos, para luego sentirse culpable y desear haber gestionado mejor la situación.

En estos casos, se puede invitar a la persona a recordar una situación reciente en la que reaccionó impulsivamente. Se le puede pedir que cierre los ojos y que, al imaginar el momento, lleve la atención a su respiración, con el objetivo de identificar qué sensación corporal aparece antes de la respuesta impulsiva y aprender a reconocer este patrón.

Se pueden hacer preguntas como:

  • ¿Qué ocurre con tu respiración justo antes de una explosión emocional?
  • Si hubieras hecho una pausa y respirado profundamente antes de reaccionar, ¿de qué crees que te habrías dado cuenta?
  • ¿Puedes imaginar una manera diferente de responder en futuras conversaciones utilizando esta conciencia de la respiración?

Con este ejercicio, podemos ayudar a la persona a identificar el patrón fisiológico que precede sus reacciones impulsivas y ofrecerle una herramienta para ajustar la intensidad de su respuesta emocional.

Finalmente, podemos imaginar una situación en terapia o en un taller donde una persona expresa que, a menudo, se siente abrumada por sus emociones y tiene dificultades para comprender qué le ocurre exactamente. Explica que, en momentos de crisis, tiende a disociarse o a sentirse completamente desbordada.

El psicólogo en El Prat de Llobregat o OnLine, puede acompañarla en un ejercicio de reconexión con el cuerpo a través de la respiración. Se le puede pedir que cierre los ojos y lleve la atención a su inhalación y exhalación, identificando si hay alguna parte del cuerpo donde sienta tensión o resistencia. El objetivo es que se familiarice con sus sensaciones corporales en un entorno seguro.

Se le puede preguntar:

  • Cuando llevas la atención a tu respiración, ¿qué parte del cuerpo notas con mayor claridad?
  • ¿Cómo se relaciona esta sensación con lo que estás experimentando emocionalmente?
  • ¿Puedes utilizar este ejercicio en momentos de crisis para volver al presente y autorregularte?

Realizar esta pequeña práctica puede ayudar a la persona a sentirse más conectada con su cuerpo, evitando caer en patrones de disociación o desbordamiento emocional. Le proporciona una herramienta práctica para recuperar el equilibrio cuando se encuentra en situaciones difíciles.

Con estos pequeños y simplificados ejemplos, podemos intuir cómo la práctica de la atención a la respiración puede ser una herramienta a tener muy en cuenta, tanto en terapia como en cursos o talleres de crecimiento personal. No solo permite a las personas regular las emociones y gestionar mejor los impulsos, sino que también les ayuda a desarrollar una relación más profunda con su cuerpo y su experiencia interna.

Cuando las personas aprenden a utilizar la respiración como recurso, ganan más autonomía y capacidad para afrontar las dificultades con serenidad y claridad.

La respiración siempre está disponible como un ancla para volver al momento presente, recordándonos que, con práctica, en cualquier situación, podemos hacer una pausa, respirar y elegir cómo queremos responder.

Es necesario practicar para aprender a dirigir la atención a la respiración.

Y con la práctica y el tiempo, veremos que no es solo una técnica de relajación, sino una forma de vivir con más conciencia y equilibrio. Esta práctica, arraigada tanto en el Mindfulness como en la Gestalt, nos ofrece una oportunidad para conectar con el presente, ser más conscientes de nuestras emociones y mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con los demás.

La atención a la respiración nos recuerda que no es necesario esperar a tener control sobre las circunstancias externas para encontrar calma. En cualquier momento, ya sea en medio de una situación de estrés, frente a un conflicto o simplemente durante nuestra rutina diaria, podemos hacer una pausa y respirar conscientemente. Este sencillo gesto nos ayuda a crear espacio entre el estímulo y la respuesta, dándonos la posibilidad de reaccionar con más claridad y serenidad.

Es un recurso valioso para afrontar momentos de presión, inseguridad o preocupación, ayudándonos a recuperar el equilibrio emocional de manera natural.

Lo más importante de esta práctica es que no requiere ninguna herramienta externa, ni espacios especiales, ni grandes conocimientos técnicos.

No es necesario esperar a estar en un estado de calma para aplicarla: es en los momentos de tensión cuando su utilidad se hace más evidente.

La próxima vez que te sientas abrumado, que tengas que tomar una decisión difícil o que notes una emoción intensa emergiendo, intenta hacer una pausa y respirar profundamente. Observa cómo una respiración consciente puede ofrecerte un espacio de claridad y regulación.

Cuando nos acostumbramos a volver a la respiración, descubrimos que tenemos un refugio interno siempre disponible, independientemente de lo que esté ocurriendo en el exterior.

Esta práctica no consiste en aislarnos en nuestro mundo interior ni en evitar una realidad que, a veces, puede ser muy dura, sino en aprender a responder con más conciencia y serenidad.

La respiración es más que un acto fisiológico: es una oportunidad para vivir con más presencia, equilibrio y libertad. En medio de cualquier situación, siempre puedes volver a ella. Siempre puedes hacer una pausa, respirar, encontrar un espacio de calma y, desde ahí, actuar.

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