Dejar que la ansiedad se derrita

Y de nuevo te voy a proponer una pequeña práctica que, a veces, los psicólogos en el Prat de Llobregat y los terapeutas Gestalt expertos en Mindfulness, podemos proponer a nuestros pacientes en consulta: derretir la ansiedad.

Te invito a practicar un poco estas técnicas para calmarnos y sentir compasión por nosotros mismos cuando estamos ansiosos.

Como en anteriores veces, te invito a que vayas leyendo los párrafos y vayas cerrando los ojos. Entrando y saliendo de la práctica. Cuando la hayas leído y practicado unas cuantas veces ya podrás realizarla sin la ayuda de tener que leer.

Y recuerda, se amable contigo mismo, contigo misma, no hay ningún terapeuta o psicólogo El Prat que te esté acompañado. Con lo que, si la práctica te inquieta o te altera, busca la ayuda de un psicólogo en el Prat. En l’Espiral estamos para ayudarte.

Mientras entras en quietud, me gustaría invitarte, de nuevo, a que traigas a tu mente una situación que evoque ansiedad. Podría ser una diferente a la que ya has traído a tu mente en las anteriores propuestas que te he hecho, o la misma.

Podrías imaginarte, transportarte, en ella. Si ahora no tienes tiempo para una pausa larga, ve a la parte de las circunstancias en la que te sientes más agitado o ansioso, e imagina que puedes hacer una pausa y congelar el cuadro ahí por un momento.

De nuevo, sé consciente del tipo de pensamientos que pasan por tu mente. Cómo está tu cuerpo. Si te estás apresurando. Tal vez estás sentado quieto, pero realmente tenso por dentro. Empieza por desengancharte. Mira si puedes imaginar y sentir que te estás desenganchando de los pensamientos.

Y empieza a relajar tu cuerpo conscientemente. Puedes dejar que los hombros se separen del cuello. Tal vez imaginar que se funde el hielo y se convierte en agua. De agua a gas.

Después deja que tus manos se suavicen. A menudo tensamos incluso esos pequeños micro-músculos de las manos. Deja que el pecho se abra y el vientre se ablande para que puedas respirar a pleno pulmón; siente la respiración siendo recibida en lo profundo del vientre. Y, si puedes, ten una leve sonrisa en la boca.

Y escucha a esa parte ansiosa de ti mismo -la parte que está molesta, tensa, preocupada- escucha desde tu yo futuro, como si tu ser más despierto y sabio pudiera escuchar y sentir: ¿Qué necesita este yo ansioso? ¿Cuál es el mensaje, qué expresión de cuidado reconfortaría más a ese yo ansioso? Desde ese lugar de sabiduría y bondad, envía un mensaje afectuoso a tu interior.

Podrías añadir un toque al corazón, poniendo una mano en tu corazón, que puede profundizar la presencia… de modo que realmente, desde tu yo futuro más sabio, estés ofreciendo cuidado hacia dentro.

Observa la diferencia entre el yo ansioso -esa vulnerabilidad- y esta presencia mayor, el “quién eres realmente”.

Tal vez puedas sentir el cambio de estar atrapado en esas olas del yo ansioso a más de ese océano de ser, esa conciencia y compasión que se siente realmente como casa.

Respira hondo unas cuantas veces y deja que esta presencia y consciencia te acompañe a lo largo del día.

Artículos recientes

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad