Un ejemplo de despertar, mediante el permitirse sentir la ansiedad, en una relación íntima.

Hay un chiste de psicólogos que dice así:

El psicólogo dice: “Estamos aquí para entender tu inconsciente”. Y el paciente responde: “Mi inconsciente no es asunto mío”.

Es un chiste y también es en realidad la forma en que operamos: Cuando es desagradable, en nuestro inconsciente, cuando estamos en un bucle, y hay sentimientos desagradables, en realidad no queremos pasar el rato allí.

La mayoría de nosotros, así como los pacientes que acuden a nuestra consulta de psicólogos El Prat de Llobregat, cuando estamos ansiosos, entramos en una especie de pensamiento obsesivo, de planificación y preocupación, para tratar de resolver nuestras vidas y poder salir del problema. No funciona. Pero lo hacemos.

Un psicólogo o Terapeuta Gestalt experto en Mindfulness, sabe que la psicología budista es realmente útil en estos casos, si miramos las Cuatro Nobles Verdades de las que hablaba el Buda.

La primera noble verdad dice, básicamente, que la naturaleza de estar vivo es el estrés, el malestar. Es como decir que la naturaleza de estar vivo es que estamos en cuerpos que cambian o que van a morir. Es básicamente decir: no estamos preparados. Vivimos en esa sensación de no estar preparados. Esa es la primera verdad noble. Aceptémoslo. Todos estamos desprevenidos, no podemos prepararnos, es incontrolable.

Los problemas vienen cuando tratamos de controlar

La verdad número dos es: Lo que nos mete en problemas es, que tratamos de controlarlo.

No estamos hablando de tratar de controlarlo diciendo que tratamos de ganarnos la vida, y tener refugio, y comer comida. Eso es un nivel de control necesario. El problema es ese control con el que tratamos de aferrarnos; y nos resistimos; y nos apretamos. Ahí es donde viene el sufrimiento.

Intentamos resistirnos al cambio. Cuando estamos ansiosos, intentamos preocuparnos mucho, intentando pensar las cosas. El derivado de la palabra “preocupación” es “estrangular”.

La vida está fuera de control. Como un río que fluye y no puedes realmente controlar cómo va a pasar alrededor de las diferentes rocas. Y el sufrimiento es, en lugar de fluir con él y estar despiertos en el flujo, intentamos desesperadamente controlarlo.

La tercera noble verdad, y para eso trabaja un psicólogo o un mentor en Mindfulness en el Prat de Llobregat es que: La libertad es posible. No tenemos que sufrir.

Se dice que el dolor, o lo desagradable, es inevitable -ese sentimiento incontrolable- pero que el sufrimiento es opcional.

La cuarta noble verdad es: Hay muchas formas diferentes de despertarnos, pero el núcleo de todas esas formas es aprender a profundizar la atención, notando lo que sucede en el momento y abriendo el corazón a ello. Ya sea mediante la práctica de la Atención Plena en alguno de nuestros cursos de El Prat o online, o en la Disciplina del Movimiento Auténtico.

Si, después de leer estos artículos, en los próximos días o semanas, decides “Quiero dejar que la ansiedad sea un portal para el despertar” – en lugar de pensar en ella como “esta cosa opresiva que me pasa”. O… “quiero que la ansiedad sea una de estas formas, de estas entradas, al despertar”. Si así lo deseas, esa intención te ayudará a transformarte.

Quiero darte un ejemplo de alguien que pudo hacerlo, llamémosle Jaime.

Jaime vivió con su madre los últimos cinco años de su vida. Y empezó a notar este patrón. Jaime no era una persona particularmente ansiosa, pero su versión de la ansiedad se cargaba cuando había pasado un umbral de lo mucho que tenía que hacer con una fecha límite; especialmente cuando tenía que viajar y hacer presentaciones en reuniones de empresa, y así sucesivamente. Así que, durante varios años, cuando su madre empezó a vivir con Jaime, este tuvo una agenda de locos. Jaime se dio de que su madre se paseaba en la oficina desde donde teletrabajaba, cuando él estaba trabajando. Jaime actuaba amigablemente y era acogedor, pero dentro de si todo era, “Como puedo volver a trabajar lo antes posible?”. Se dio cuenta de que cenarían juntos y el estaría pensando: “¿Cómo puedo volver a mi trabajo?” Y también se daba cuenta de, si llevaba a su madre a una cita con el médico, también tenía esa tensión.

Pero un día algo le hizo clic y se dio cuenta de que su madre no tenía tanto tiempo. Ella ya tenía ochenta y seis y un linfoma. Jaime se preguntaba “¿Qué estoy haciendo?” Así que se propuso dejar que la ansiedad fuera una bandera para profundizar en la atención.

Así que, gracias al entrenamiento que había recibido en Mindfulness, empezó, cada vez que sentía todos esos pensamientos sobre, “¡Tengo que hacer esto; tengo que hacer aquello!” – incluso si ella no estaba cerca, empezó a hacer una pequeña pausa en la que se decía: “Vale, para”.

Jaime respiraba y sentía lo que estaba pasando dentro de sí y decía: “Está bien, cariño”; y simplemente traía una intención amable y atención a ello, hasta que podía interrumpirlo y volver un poco por encima de la línea de conciencia : “Esto es lo que importa: importa estar presente”. Que “al final de su vida, mirando hacia atrás, no quiero arrepentirme de haber estado atrapado”. Y, finalmente, Jaime pudo decir que no se arrepintió, cuando ella murió, de no haber estado presente, que eso realmente le cambió las cosas.

No nos proponemos despertar de la ansiedad sólo por una persona o situación en particular, pero a veces, cuando empezamos a darnos cuenta del impacto de nuestra ansiedad en nuestra vida -cuántos momentos pasamos de un lado a otro con prisas cuando en realidad podríamos haber estado un poco más ahí para nuestro hijo, o haber contemplado las olas del mar, o los árboles, o lo que fuera-, cuánta vida nos perdemos por estar en ese trance de ser una persona ansiosa.

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