¿Qué pasa cuando la vida se vuelve más difícil? ¿Cuándo no es tan fácil estar con lo que nos pasa? Muchas veces es en ese momento que la gente se pone en contacto con l’Espiral en busca de un psicólogo o Terapeuta Gestalt.
Cuando la vida se hace menos tolerable, necesitamos encontrar algo más de espacio.
Una metáfora es si imaginas que tienes un fregadero [con agua dentro] y pones un montón de cucharadas de sal en él, el agua allí se volvería salada; pero si tiras esas mismas cucharadas en un lago, se disuelven y no hay ninguna diferencia notable.
Del mismo modo, si practicando Movimiento Auténtico o Mindfulness Encarando puedes ampliar y expandir el sentido de tu ser, si puedes aprovechar y crear más espacio, entonces hay sitio para lo que hay, y puedes estar con ello.
Acceder a un espacio más amplio.
¿Y cómo practicamos esto en nuestras sesiones presenciales en El Prat de Llobregat o psicoterapia online?
Una de las formas es que tú -y puedes explorar esto incluso mientras estás leyendo este texto, o justo después de leerlo, cerrando los ojos- podrías sentir, más allá del cuerpo, el espacio que hay en el lugar dónde te encuentres ahora. Puedes, si te das un momento, sentir el aire en tu piel, los sonidos a tu alrededor y la luz exterior. Hay una sensación de espacio exterior con la que conectas y te puedes relajar en ella.
Otra manera de tocar ese espacio, y que también practicamos en nuestros talleres de Mindfulness, es encontrar en tu cuerpo lugares agradables o neutros.
Digamos que tienes un dolor muy fuerte en la parte baja de la espalda, pero tus manos están bien, sientes una especie de hormigueo o vibración allí. Puedes descansar tu atención en tus manos. La parte baja de la espalda se consideraría Zona 1, el área desagradable; y las manos son Zona 2. Así que tienes una Zona 1 y una Zona 2. La forma de practicar es empezar suavemente a ir y venir.
Para empezar, contactas con la Zona 2, pones toda tu atención allí. Luego te sumerges en la Zona 1, pero sabes que puedes tomarte un descanso y restablecer una mayor sensación de espacio y tranquilidad al volver a la Zona 2. Esto es pendular, el ir y venir de un – si fueran emociones, de un espacio seguro o amoroso, a las emociones difíciles, y con dolor de un lugar agradable o neutral, a lo desagradable. Esta es una forma en la que puedes hacerlo.
Lo que ocurre cuando haces eso es que adquieres, cada vez más, un sentido de tolerancia que te permite incluir lo que es difícil. De nuevo, es doloroso, pero no es sufrimiento.
Acompañado de un psicólogo o Terapeuta Gestalt experto en Mindfulness puedes explorar diferentes estrategias, y una de ellas es simplemente para traer una presencia plena, consciente y con corazón.
En la medida en que haya oposición al dolor, seguirá creando tensión y sufrimiento. Pero cuando ofreces bondad, realmente ayudas a suavizar el campo.
Cuando es demasiado, podemos sentir nuestros océanos
¿Pero qué hacer cuando es demasiado?
Todos hemos tenido momentos en los que era absolutamente inadecuado y poco compasivo seguir con el dolor. Sería agotador, sería abrumador, y no es útil. Así que necesitamos saber: cuando es demasiado ¿Qué hacer?
Esto es algo que requiere cierta práctica y que muchas veces no se enseña al principio de un taller de Mindfulness. Tenemos que aprender a dirigir nuestra atención hacia algo que nos atraiga, que sea lo suficientemente sano.
Puede ser leer un libro, escuchar música, tomar un té o hablar con un amigo.
Para muchas personas, debido a que la sensación de dolor -cuando es demasiado- viene acompañada de miedo, la relación con otra persona, el estar de alguna manera en contacto con alguien más, puede ser muy, muy útil.
Hay una historia que describe cuándo es demasiado. La compartió Frank Ostaseski, un profesor budista norteamericano y un líder en el campo de la atención al final de la vida, que tiene un hospicio Zen. Trabajó con un hombre que se estaba muriendo de cáncer de estómago. El dolor era mucho, y el hombre le pidió que le enseñara una meditación o que le guiara en una meditación para poder estar con el dolor. Frank empezó, pero el hombre no tardó en decir: «Es demasiado. Es demasiado doloroso para meditar con él». Entonces Frank ofreció sus manos para colocarlas sobre el vientre del hombre y ayudarlo a contener el dolor.
Ese es un ejemplo de conexión con un espacio mayor. Si puedes sentir las manos y sentir a la otra persona, hay más espacio para el dolor.
El hombre dijo «un poco mejor», pero no fue suficiente. Así que Frank puso las manos más lejos del vientre del hombre y el hombre dijo: «Oh, qué bien».
Se había abierto a una sensación de espacio lo suficientemente grande como para que el dolor pudiera estar ahí y no estuviera luchando contra él.
Entonces Frank le invitó a descansar un poco en ese espacio. El hombre se dijo a si mismo: «Descansa en el amor». Y eso se convirtió en su mantra. Cada vez que no podía penetrar la sensación directa de dolor, cuando aparecía el dolor, recibía ayuda de la bomba de morfina, pero su ayuda, y su refugio era: «Descansa en el amor».
Cuando estamos atrapados en el dolor, a veces -si lo piensas como un océano y las olas- a veces las olas del dolor son lo suficientemente tolerables y si te quedas junto a ellas, y percibes su contorno y percibes la forma y el sentimiento y la experiencia de ellas, en esa presencia percibirás la oceanidad. Te harás grande desde esa presencia. Las olas pueden ir y venir. Pueden ser desagradables; pero no es sufrimiento.
A veces, si las olas son muy fuertes, en lugar de dejarte arrastrar por ellas, necesitas extender tu conciencia de alguna manera y sentir el océano. «Descansa en el amor» es un ejemplo de cómo lo hizo esta persona.
Aleix Boronat Monfort
Director y fundador de l’Espiral. Terapeuta Gestalt, Mentor en Mindfulness y Miembro adherente de la AETG. Formación en Psicoterapia Integrativa (programa SAT). Formado en técnicas psico-corporales (Yoga, Shiatsu y Movimiento, Bioenergética y Movimiento Auténtico).
