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Los altos costes de la desconexión

Pasamos mucho tiempo en nuestra mente. Dando vueltas a las cosas, al miedo de fallar, o tratando de buscar consuelo, o racionalizar… Vivimos en un tipo de realidad a menudo muy pequeña, muy centrada en nosotros mismos, y a menudo distorsionada.

En las sesiones de psicoterapia y en los talleres de Mindfulness que impartimos en nuestro centro de El Prat de Llobregat y también online, los psicólogos y Terapeutas Gestalt observamos continuamente que nos vamos con nuestros pensamientos. Y nuestros pensamientos a menudo están distorsionados por noticias falsas, opiniones sin fundamento y creencias varias.

Esto pasa aún más y más en esta próxima generación. De media, los más jóvenes pasan seis horas al día, en línea, frente a una pantalla. Los adolescentes: nueve horas. En esto hay un olvido de sí mismo. Es decir, si un niño pequeño pasa mucho tiempo en la realidad virtual y no en la naturaleza, hay una especie de olvido, una desconexión.

Un chiste al respecto: Un niño de cuatro años abrió una gran Biblia familiar. De repente, se le cayó una vieja hoja seca que había quedado prensada entre las páginas. Con asombro, exclama: «¡Mamá, mamá! He encontrado la ropa interior de Adán».

Si nuestros hijos e hijas no están enamorados del mundo natural y sienten su pertenencia, disminuye la tendencia a cuidar. Este es uno de los grandes sufrimientos que se derivan de la disociación, de vivir en un trance virtual.

Hay otro gran sufrimiento: cuando dejamos de lado nuestros cuerpos, nos desconectamos de la empatía. Se necesita un sentido de presencia encarnada para tener un tipo de empatía y compasión vivas. De lo contrario, es algo abstracto y se pierde fácilmente.

Probablemente te hayas dado cuenta de que, si estás muy ocupado y muy perdido en tus pensamientos, y oyes algo en las noticias que es muy malo, quizá digas «Oh, qué terrible». Pero no es que tu corazón esté llorando por las pérdidas de manera íntima, porque en realidad, no estás en tu cuerpo.

Además, cuando no sabemos cómo estar realmente con la vida en el cuerpo -cuando, en el fondo, hay un miedo no enfrentado- entonces esto se convierte en agresión.

Estamos viviendo en una época en la que somos muy conscientes y estamos muy horrorizados por los ciclos de violencia que se dan: Violaciones grupales, atentados, guerras. Se pierden o se desgarran vidas y vidas. ¿Y cuál es la causa? Que dejamos este cuerpo vivo. En lugar de procesar y estar con los miedos, estos, no procesados, nos llevan a ciclos de violencia.

Necesitamos volver al cuerpo, reencarnarnos.

Así que necesitamos practicar juntos el reencarnarnos. Ya sea mediante la práctica de la Atención Plena Encarnada o de la Disciplina de Movimiento Autentico necesitamos explorar en nuestras propias vidas, para sanar la vida sin rostro y sin vida que llevamos dentro.

Acompañados de un psicólogo online en el Prat de Llobregat experto en Mindfulness, podemos trabajar para descubrir dentro de esta forma corporal, el espíritu que brilla.

Y practicamos un Mindfulness del cuerpo para ayudar a nuestro mundo a estar mejor; porque si los que están escuchando y practicando empiezan a despertar más y más los corazones y mentes, esto se convierte en algo contagioso. Y eso ayuda.

Como l’Espiral, una y otra vez damos vueltas alrededor del mismo punto: cuando nos vemos atrapados en el sufrimiento, el mensaje es volver aquí mismo. Y dejamos que el portal para llegar sea lo que está pasando exactamente en nuestro cuerpo, y el cómo se va registrando en nuestro cuerpo. Ese es el camino.

Sin embargo, lo que sucede, y lo que observan una y otra vez los alumnos de nuestros talleres de Mindfulness o nuestros pacientes en nuestra consulta del El Prat, es que notaremos que una y otra vez, nuestras mentes tratarán de interpretar, tratarán de descifrar. Así que las prácticas iniciales son: Notar cómo nos perdemos en el pensamiento. Notar cómo tratamos de hacer que nuestro mundo sea seguro y cómodo, como tratamos de entenderlo mentalmente, en lugar de una presencia encarnada que lo está viviendo.

Hay un ejemplo de esto en la tradición zen. Hay un monje zen y su estudiante: El estudiante hacía muchas preguntas. Una de sus preguntas era «¿Qué pasa después de la muerte?» El monje Zen dijo: «Bueno, no lo sé». Esto era molesto para el estudiante, porque quería saber. Así que le dijo: «Creía que era usted un monje zen». La respuesta fue: «Lo soy… pero no uno muerto«.

Esto es el corazón de la práctica de Atención Plena, el reconocer este germen de pensamiento familiar. El místico y poeta persa Rumi dice: «Sal de la maraña del pensamiento del miedo«.

Salir de la maraña de cualquier pensamiento. Ser capaz de honrar el pensamiento, dejar que sea un buen servidor y experimentar la realidad directamente

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