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Ansiedad y confusión psicológica.

Aún no hay una definición universal para la ansiedad. Dependiendo de si quien te escuche es un psicólogo, un filósofo, un antropólogo o un médico, seguramente te dirá que lo que te pasa es una cosa u otra. Y ni siquiera dentro de la psicología nos ponemos de acuerdo. Para unos son recuerdos traumáticos tratando de salir a la luz, para otros aprendizajes mal gestionados, para los de más allá mensajes que llegan del inconsciente y para los de más acá la consecuencia de algún desequilibrio neurobiológico.

Pero lo que nos dice la experiencia de cientos y cientos de pacientes atendidos en nuestra consulta de El Prat de Llobregat, es que la ansiedad, siempre, siempre, siempre, aparece cuando hay una interrupción en el libre fluir de nuestra existencia.

Lo que vemos los psicólogos y terapeutas Gestalt que trabajamos en l’Espiral en nuestros pacientes es que, cuando estos empiezan a poner impedimentos a los procesos naturales que ocurren en ellos y, en su lugar, intentan priorizar los aprendizajes culturales que la familia, la escuela, la religión, los medios de comunicación o la industria les (nos) han inculcado a lo largo de nuestra vida, la ansiedad, aparece.

Cuando estos aprendizajes son puestos en cuestión y, aún así, se intentan mantener por encima de lo que surge naturalmente en nosotros es cuando puede aparecer la ansiedad.

Mantener el estatus-quo  a pesar de nuestra salud

Intentar mantener el statu-quo, cuando es cuestionado, conllevará mantener invariables nuestras respuestas psico-físico-emocionales mediante tensiones físicas y restricciones respiratorias que impidan cualquier nueva respuesta creativa a lo que pueda estar experimentando la persona.

Como hemos comentado en otro artículo sobre ansiedad y excitación, “el malestar físico que esta retención energética genera y que se expresa a través de lo que llamamos ‘ansiedad’, provocará una gran dificultad a quien la siente para poder llevar la atención a los aspectos de su existencia que no están siendo satisfechos y que, en el fondo, son los generadores de su ansiedad.

Confusión Psicológica y Ansiedad

La confusión psicológica

Este malestar puede generar cierta confusión psicológica en el paciente, hasta el punto de no poder diferenciar entre lo que necesita ser satisfecho naturalmente y lo que se le ha impuesto culturalmente, ni entre la excitación movilizada para intentar satisfacer sus necesidades naturales y la energía destinada a frenar ese impulso.

En terapia, si la persona que sufre la ansiedad se siente confusa, llevaremos la atención hacia esta confusión, ya que ésta aún no le permite al paciente orientarse hacia una resolución del conflicto ni hacer frente a la situación. El paciente todavía no sabe lo que puede tener que ver con lo que le está pasando.

Atender las sensaciones corporales, esta confusión psicológica que también es vivida corporalmente, comportará poner más atención en ella y hacerla más consciente. 

Gracias a ello, empezaremos a diferenciar lo que está pasado, la confusión sentida corporalmente, del resto de experiencias del paciente, poniendo de manifiesto que, lo que llamamos ansiedad, es una señal que nos indica que hay algo que quiere emerger, algo que estaba oculto, inhibido, olvidado o indiferenciado en un fondo uniforme.

Algo que antes no percibíamos porque no había nada que lo diferenciara del resto de nuestras sensaciones y experiencias y que, gracias a la ansiedad, se está poniendo de manifiesto.

Podríamos, de esta manera, asemejar la ansiedad a ese piloto luminoso que se encienden en el salpicadero de nuestro coche para indicarnos que hay algo que necesita ser atendido (el líquido de frenos, la falta de gasolina, una luz fundida o decirle de una vez por todas a ese «amigo» nuestro que nos devuelva los 50 euros que le prestamos hace dos meses)

El cuerpo como guía ante la confusión mental

Así pues, la ansiedad nos indicará que algo se está manifestando, que hay algo que está rompiendo el statu quo establecido y lucha por expresarse. Si hay tal nivel de confusión que el paciente no sabe de dónde, ni para qué ha aparecido esta ansiedad, el cuerpo será una magnífica puerta de entrada por donde empezar a investigar.

Iniciar un proceso terapéutico con un psicólogo o terapeuta Gestalt, pondrá de manifiesto las respuestas psico-físico-emocionales que el paciente mantiene en su vida, así como la toma de conciencia de que hay algo, algo que la confusión psicológica no nos permite identificar, que necesita ser visto y expresado.

Nuestra labor como terapeutas será acompañar esta confusión psicológica para que el paciente se pueda aclarar.

Avanzar en la terapia implica, necesariamente, romper el statu quo

Implicará que el paciente se replantee su manera de vivir en el mundo, dando el espacio adecuado a lo que está intentando expresarse a través de la ansiedad. Y si al inicio del proceso terapéutico hay confusión psicológica, el cuerpo será una vía muy importante de exploración.

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