Contacto | Pedir cita

Ansiedad o cómo mantener el statu quo

Parece claro que para que pueda haber contacto es necesario que haya dos partes que se encuentren. Si tengo una cita en el Café Artesà de El Prat con mi mujer y ella aparece, habrá contacto. Si no aparece, el tipo de contacto que yo esperaba no se dará, me quedaré sin poder abrazarla, o sin poder explicarle algo que me ha pasado con el vecino… pero quizá sí que «haré contacto» con otras cosas. Quizá contactaré con la frustración, o con una sensación de abandono, o con la emoción de la rabia, por ejemplo. 

Puedo contactar con partes mías que experimentan un cierto tipo de pensamientos, emociones o sentimientos. De repente, frente a la ausencia física de mi mujer aparecerá ese Aleix que a veces se siente abandonado y poca cosa. O quizá aparecerá ese otro Aleix que a veces se siente empoderado, pero sin nadie que lo entienda, o quizá otro, de los tantos que todos tenemos dentro nuestro. Y de repente seremos dos. El que se siente así y el que contacta con eso que siente. Algo así como un Aleix Observador, que dice: “Mira, te sientes solo”, y un Aleix Sintiendo-Soledad que dice “Pués si, me siento así”.

En el ámbito físico, para que pueda haber contacto, es necesario que haya dos partes que se encuentran. En el ámbito psicológico, aparte de existir estas dos partes, ya sean una realidad física, o una construcción mental, también debemos ser conscientes de que están ahí.

Si creemos que sólo hay una, el contacto no existe para nosotros. Si no nos damos cuenta de que hay dos partes, no podremos percibir el contacto entre ellas ni las implicaciones psico-físico-emocionales que esta “falta de contacto” tiene en nosotros. Es como si para nosotros no existiera, aunque, en el fondo, sufrimos las consecuencias.

Por suerte, la ansiedad aparece de vez en cuando en nuestra vida, y nos hace ser consciente de estas diferencias. Aunque, a veces, esta forma de avisarnos nos deje confundidos (en el mejor de los casos), muertos de miedo (cuando tenemos un ataque de pánico), o con alguna patología que nos dificulta nuestro dia a dia.

Uno de los contactos que más nos puede angustiar es el que aparece cuando somos conscientes de que hay una diferencia entre lo que “yo soy” y lo que “creo que soy”.

Puede aparecer la ansiedad cuando intuimos que algunas de nuestras maneras de hacer, de pensar, de sentir o percibir el mundo no son realmente una creación genuina nuestra, sino que han sido impuestas desde el exterior sin que hayamos hecho un proceso de digestión para integrarlas. 

Y nos las tragamos porque el padre, la madre, la religión o el capitalismo nos hicieron entender que teníamos que ser así. Que teníamos que dejar ciertas partes nuestras en un lado, apartadas, ignoradas o rechazadas, si queríamos encajar . Si queríamos ser queridos, aceptados e integrados en el sistema familiar, social y cultural donde crecimos.

Para formar nuestro “Yo”, nos vimos obligados a hacer una elección. Elegir qué emociones, necesidades o deseos podíamos “tener”, y cuáles no, para poder mantener nuestro sentido de pertenencia al grupo.

Ansiedad Status Quo

Decíamos un artículo anterior: “Durante la infancia, la falta de un apoyo adecuado a nuestras necesidades hizo que empezáramos a elegir las emociones y las acciones que nos servían para tirar adelante con nuestra existencia y apartar las que sentíamos que nos condenaban a la desesperación del abandono. Esta elección hecha desde la urgencia, para garantizar nuestra supervivencia y pertenencia al sistema familiar, hizo que se generara confusión en nosotros”.

Con el tiempo, esta elección hecha en un momento de “urgencia” se convierte en algo crónico, algo que pasa de ser un “hago, o elijo, esto” a un “soy esto”, dejando fuera del “Yo” todas aquellas partes, también mías pero ahora alienadas, que percibía que no me facilitaban mantenerme en el sistema.

Como también comentábamos en otro artículo:Elegimos identificarnos con unas zonas concretas de nuestro cuerpo para construir la mejor identidad posible en un momento determinado dependiendo de las condiciones en las que nos encontramos en ese momento.”

En el momento presente, cada vez que las necesidades que no fueron atendidas en su momento vuelvan a surgir, cada vez que conectamos con el impulso, la necesidad, el deseo que en su día fue inhibido por falta de apoyo pero que, precisamente por no ser atendido en su día, todavía está latente dentro de nosotros, cada vez que aparece lo que en su día relegamos al “ello”, las elecciones que en su día hicimos para inhibir, y que acabaron constituyendo nuestro “Yo”, también aparecerán, generando una lucha interna que restará fuerza al impulso original.

El “Yo” que creé, nuestro ego, nuestro carácter, intentará mantener el statu quo que en el pasado fue tan útil para salir adelante. La lucha entre el impulso original y lo que aprendimos a hacer en vez de él será lo que generará ansiedad.

Nuestra tarea como psicólogos y terapeutas Gestalt en l’Espiral, será la de acompañar al paciente a que tome consciencia de todo esto y sea capaz de romper ese estatus-quo desde la toma de decisiones conscientes y de responsabilidad de su propia vida y no des de la ansiedad. ¿Cómo? En el siguiente artículo lo explico.

Artículos recientes

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad