Contacto | Pedir cita

La apertura de nuestro corazón tierno y amoroso. La realización de la libertad.

Si en el artículo anterior hablábamos que el primer fruto de contactar con el cuerpo era vivir más plenamente, el segundo fruto es que cuando estamos encarnados, sentimos esa vivacidad y llevamos la atención al corazón, el corazón se convierte en un espacio increíblemente sensible y sensitivo.

Describí en un anterior artículo una historia de un hombre que trabajaba en la administración y que fue abusado de pequeño. Expliqué como se pudo llegar a sentir, gracias al acompañamiento de un psicólogo o Terapeuta Gestalt experto en Mindfulness, que estaba rodeado de aliados y sintiendo un cálido baño de presencia que, cuando empezó a dejar entrar su experiencia corporal completa, se convirtió en una presencia amorosa.

El lado opuesto de esto es que muchas, muchas personas, en los talleres de Mindfulness que impartimos en nuestro centro de El Prat de Llobregat, comparten, con cierta vergüenza, que saben que aman a los demás, pero que no sienten realmente el amor.

Saben que está ahí, que es lo que realmente son, pero no sienten que lo habiten. Cuanto más estamos en una realidad virtual, cuanto más dejamos el hogar, nuestro cuerpo, menos lo sentimos.

Así que, lo que acostumbra a pasar, es que empezamos a no confiar realmente en nosotros mismos. Cuando nos hemos tomado un largo tiempo de no estar en casa, empezamos a desconfiar de la bondad de nuestro corazón porque no hemos sentido esa ternura que nos permite saber qué nos importa.

Una madre, que describió cómo se sentía – fue una confesión dolorosa – dijo: «Siento que paso más tiempo preocupándome y juzgando a mi hija», su adolescente, «…que amándola». Contactar, darse cuenta de eso, le causó un gran dolor.

Así que empezó a practicar Mindfulness. El psicólogo El Prat de Llobregat experto en Mindfulness que la acompañaba le dijo: «Observa estas cosas por las que te preocupas y juzgas». Ella las sintió, y se le dijo: «Bien, ahora siente eso en tu cuerpo» y, «Permite que eso esté ahí, pero investígalo. Siéntelo en tu cuerpo». Más adelante, se le dijo: «Ahora, pon tu mano en tu corazón y ofrece bondad en ese espacio». Empezó a sentir cómo toda esa preocupación, por debajo de ella, quería saber que su hija estaría bien. Ella amaba a su hija; pero no podía contactar con ella hasta que, a propósito, empezara a contactar justo con lo que había allí.

Como bien nos recuerda Pema Chodrön: “Empieza justo donde estás”. No intentas saltar al amor; empiezas con la preocupación y la ansiedad. Es la presencia, lo que nos abre al espacio que se vuelve tierno y amoroso. Empieza donde estás.

Como una mujer cuya madre que tenía Alzheimer. Cuando realizaba las sesiones acompañada con el terapeuta Gestalt, relataba que estaba tan ocupada tratando de lidiar con todas las circunstancias, tan alterada y demás, que no se sentía amable ni amor con su madre. Cuando, practicando una Atención Plena Encarnada se puso en contacto con el ajetreo, el estrés y la ansiedad, al entrar en su cuerpo empezó a llorar la pérdida; y en lo más profundo de ese dolor estaba el amor.

El cuerpo es el portal.

La realización de la libertad

Después de descubrir el fruto de la vitalidad y el de volverse realmente tierno, el de tomar cualquier portal (la ansiedad, la desazón, el aburrimiento, la pena, etc.), cualquier cosa que esté pasando, en nuestros cuerpos y encontrar ese espacio del corazón que es tierno. Llegamos al tercero: el fruto de la realización de la libertad.

El fruto de la sabiduría de ver realmente lo que es verdad.

Si estamos evitando la realidad, si estamos controlando de alguna manera, en cualquier momento, lo que está pasando, no podemos experimentar la realidad. Si controlamos algo, estamos a un paso de distancia. Nos hemos separado de la realidad.

Pero en los momentos de encarnación -de apertura al sentido de la forma y la sensación en el cuerpo- empezamos a descubrir ese espacio, ese espacio vacío sin forma, del que todo surge; y el amor que inunda ese espacio, la conciencia que inunda ese espacio.

Para el hombre del anterior artículo fue «recuperar su alma». Ese era su lenguaje para eso. Que él atravesó su cuerpo, encontró esa ternura, ese despertar y ese espacio. Otro diría: «La naturaleza de Buda emerge». Y otra persona diría: «La conciencia de Cristo a través del cuerpo» o “La energía de la madre tierra en mí”.

Nos damos cuenta de que es en cualquier momento que volvamos al “ahora mismo” podemos empezar a sentir esa presencia y ese espacio que es realmente “el hogar”.

Artículos recientes

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad