Contacto | Pedir cita

¿Por qué tenemos creencias que nos causan sufrimiento?

El malestar que sentimos, ya sea con nosotros mismos o con aquellos que nos rodea, acostumbra a tener una sensación de fondo de ser un yo separado, algo dentro nuestro está escindido, como si algún recurso emocional, psíquico o físico no estuviera disponible, o oculto. Junto con esto viene la sensación de que «hay un problema», porque sentimos que este yo separado es vulnerable y puede ser destruido. Y delante de esta sensación, necesita aferrarse a las cosas para obtener alguna ventaja y tirar adelante. 

Teniendo en cuenta esto, podemos ver que todo el malestar que se genera en las situaciones conflictivas, ya sea conmigo o con los demás, surge de una creencia central, profunda y muchas veces inconsciente de que «Soy un yo escindido«.

En torno a esa creencia de que «soy un ser escindido» existe un sentimiento de vulnerabilidad, un sentimiento de miedo, «algo va a salir mal» nos podemos decir a la hora de intentar abordar una dificultad. 

El miedo como base de nuestro sufrimiento y autorreproche

Con el acompañamiento de un terapeuta Gestalt o psicólogo, y gracias a los estados de atención que se obtienen con la práctica del Mindfulness, podemos llegar a darnos cuenta que el estado de ánimo primario del yo escindido es el miedo.

Sabemos que algún día vamos a morir y el yo escindido, el ego, nuestro carácter, lo sabe, lo percibe, lo siente, por lo que siempre se está luchando contra su propia muerte. Junto con ese miedo hay otras emociones dolorosas de pérdida y desasosiego, entonces hay un “me siento mal” y eso rápidamente se puede convertir en un “soy malo”.

Cuando nos sentimos mal podemos llegar a pensar que “Algo anda mal conmigo”. En algún lugar tiene que estar y algún responsable tiene que haber para esa sensación de malestar. Y, al ser difícil de sostener el malestar, fácilmente podemos llegar a colocar esa sensación en la persona que tenemos más cerca: nosotros mismos. Colocarla en nosotros por la imperiosa necesidad que tenemos de encontrar una solución.

Sentirse mal se puede convertir en un “soy malo”; y también se puede convertir en un “eres malo». Y desde ahí, para encontrar una solución a ese malestar entramos en todo lo que Rumi describió: comenzamos a robarnos, a golpearnos y pellizcarnos a nosotros mismos y comenzamos a controlar y juzgar.

Cuando nuestros pacientes en El Prat de Llobregat o vía psicoterapia online empiezan a practicar Mindfulness, es útil para ellos saber que nuestras creencias fundamentales sobre nosotros mismos no se originan en nuestra vida individual.

creencias

No es que algo ande mal en nosotros, es que algo malo pasó para que pensemos así

Nuestras creencias se exacerban cuando tenemos una historia temprana realmente difícil, se exacerban mucho, y todos tenemos creencias fundamentales que están basadas en el miedo. Nuestras creencias están formadas por nuestra cultura, por como nos han criado, por la experiencias que hemos vivido, etc. y por cómo nuestro sistema nervioso se organiza para poder vivir en este caldo de cultivo que conforma nuestra història personal. 

Tenemos estas creencias fundamentales que se basan en el miedo y construyen todo este estrato de lo que está bien y lo que está mal. Y pensamos que es «nuestra» creencia, pero definitivamente está programada por nuestro entorno y por cómo nos adaptamos a él.

Ahora bien, las creencias individuales que tenemos sobre el yo y sobre el mundo, esas creencias que causan sufrimiento, surgen, en el fondo, de nuestras experiencias de pertenencia cercenada. Estas son las experiencias realmente dolorosas que ocurren desde el principio, de bien pequeñitos y pequeñitas, cuando de alguna manera somos rechazados o castigados por cómo somos y sentimos que no hemos alcanzado los estándares establecidos por nuestros padres. 

Establecemos en lo más profundo de nuestra psique, que para ser realmente digno de amor y aceptable necesitamos lucir de cierta manera, actuar de cierta manera, tener éxito de cierta manera, y así sucesivamente.

Y así, desde el principio de nuestra existencia, recibimos el mensaje de que hay muchas cosas en nosotros que no están bien, ya sea porque somos demasiado suaves, o demasiado agresivos, o demasiado egoístas o no lo suficientemente cooperativos, celosos, etc. 

Lo que sucede cuando recibimos estos mensajes es que eso alimenta esta creencia central de «Algo está mal conmigo». Y realmente se llega a solidificar tanto en nuestro carácter que llegamos a creernos que somos eso y luego buscamos evidencias de ello. Llegamos a aferrarnos a cualquier cosa que se nos presente que confirme esa sensación de maldad.

Y uno se puede preguntar. “¿cómo es que hacemos eso? ¿Por qué queremos eso? Pues porque, en cierto modo, es nuestra forma de protegernos. Preferimos tener un sentido firme de «Así es como soy, ahora puedo defenderme» que no saber.

Estamos creyendo algo falso cuando estamos sufriendo. Una pregunta que nos podemos hacer una y otra vez: cuando estoy pasando por un mal momento, preguntarme: “¿en qué estoy creyendo?” En esos momentos de sufrimiento, me apego a una de esas creencias internalizadas en la primera infancia de que algo anda mal conmigo.

Artículos recientes

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad