Contacto | Pedir cita

¿Por qué es tan difícil entrar en tu cuerpo, ser consciente de tus sentidos kinestésicos?

¿Cómo es que es tan difícil vivir de adentro hacia afuera? ¿cómo es que es tan difícil sentir nuestros cuerpos?

Esta es una gran pregunta que puedes responder mediante un acompañamiento profesional de un psicólogo o un Terapeuta Gestalt, pero si lo deseas, puedes dejar de leer ahora y tomarte un momento para llevar la mirada hacia ti e investigarlo tú misma, tú mismo, ahora.

Tal vez quieras cerrar los ojos (después de leer estas líneas, claro). Normalmente, cerrar los ojos ayuda a entrar en contacto con los sentidos kinestésicos. Y te invitaría a tener la intención de sentir la vida de tu cuerpo, desde dentro hacia fuera.

Incluso puedes preguntarte: «¿Qué se interpone entre mi yo, y el estar en casa, en mi cuerpo, en este momento?».

Y cuando cierres los ojos, simplemente observa lo que ocurre cuando hay la intención de experimentar la vitalidad que hay aquí, en ti. Una intención de permanecer despierto; sintiendo de adentro hacia afuera.

Pruébalo ahora mismo si lo deseas. Quizá puedas ponerte una pequeña alarma. Dos minutos, quizá cinco. Y observa: «¿Qué se interpone entre mi yo, y el estar en casa, en mi cuerpo, en este momento?».

Lo que muchos de los pacientes de nuestro centro de psicoterapia en El Prat de Llobregat notan es que acostumbramos a inquietarnos, o nos vamos con el pensamiento hacia los lugares de siempre. Hay una especie de inquietud, una incomodidad, o una ansiedad.

Una forma de entender esto es que, cuando entramos en nuestro cuerpo, estamos entrando en una especie de desierto. Estamos dejando las calles y autopistas conocidas, un lugar que está mapeado y controlado por el cerebro, y nos adentramos en el desierto.

En el cuerpo está el dominio de juego de lo agradable, y de lo desagradable.

Normalmente nos sentimos incómodos porque no podemos controlarlo. Cuando estamos en nuestro cuerpo, cuando sólo sentimos, de manera natural estamos en un estado de ser.

En cuanto empezamos a hacer, dejamos de ser receptivos a lo que ocurre en nuestros cuerpos. Y lo que aprenden los alumnos de nuestros talleres de Mindfulness o los que practican la Disciplina de Movimiento Auténtico es que estamos completamente condicionados o programados para sentirnos identificados como hacedores.

Así que cuando nos adentramos en el desierto del cuerpo nos sentimos muy incómodos; es como si no supiéramos algo, y sentimos que nuestra vida no va a funcionar si sólo estamos pasando el rato, siendo conscientes de nuestros cuerpos.

Es algo que muchas veces se siente como algo realmente incómodo desde el punto de vista existencial, porque nuestro yo se queda sin trabajo.

Desierto Cuerpo

Señales y síntomas de una vida no vivida

En el artículo anterior, hemos hablado un poco sobre las formas en las que nos vamos; el acelerarse y el juicio.

Pero también hay síntomas internos que para algunos son aún más notables. Y es que se necesita energía para tapar o poner una muralla alrededor de la vida no vivida.

Por lo tanto, lo que vemos los psicólogos y Terapeutas Gestalt y, con el paso del tiempo, también observan los propios pacientes, es que, si hay mucha disociación, suele haber mucho cansancio, mucha fatiga; menos acceso a la energía vital. Poner una muralla significa que estamos bloqueando un flujo.

Cuando tapiamos la vida no vivida, se crea un cierto tipo de tensión, por lo que hay más tensión física y dolor.

Cuando intentamos tapar, ocultar tras un muro, la vida no vivida, hay una sensación crónica de aprensión.

¿Y esto por qué? Pues porque la inteligencia de nuestro cuerpo sabe que hay algo que estamos apartando y dice: ¡hay ansiedad!  ¿puedo manejarla?

Y cuando estamos alejando una parte de nuestra vida, nos identificamos como un yo que se defiende.

Hay una sensación del «quién soy» como un yo controlador, que se defiende, un yo que no está bien. La identidad, entonces, queda muy consolidada.

Así que, es por todo esto que hay un gran valor, un valor liberador, en ser capaz de entrar en el desierto y abrirse a aquello que hemos estado apartando.

¿Cómo podemos escucharnos más profundamente y abrimos más plenamente?

Nuestra tendencia a abandonar es muy profunda.

Hay una oración que compartimos de vez en cuando con nuestros pacientes de psicoterapia de El Prat de Llobregat y con nuestros alumnos en los talleres de Mindfulness.

Es una ilustración muy clara de lo que sucede cuando no nos abrimos a la vida no vivida.

Se llama «La oración de los sentidos«.

«Yo soy el dolor en tu cabeza, el nudo en tu estómago, la tristeza no expresada en tu sonrisa. Yo soy tu nivel de azúcar en la sangre, tu presión sanguínea elevada, tu miedo al desafío, tu falta de confianza. Soy tus sofocos, tus manos y pies fríos, tu agitación y tu fatiga.

Tiendes a repudiarme, a suprimirme, a ignorarme. Sueles querer que me vaya inmediatamente, que desaparezca. La mayoría de las veces estás irritado o asustado y, en muchas ocasiones, conmocionado por mi llegada.

Desde esta postura, te medicas para erradicarme. Ignorarme, no explorarme, es tu respuesta preferida.

La mayoría de las veces, solo soy las notas más recientes de una larga sinfonía, las ramas más evidentes de unas raíces que han sido desafiadas desde hace varias temporadas.

Así que, te lo imploro, solo soy un mensajero, con buenas noticias, por más perturbador que a veces pueda ser. Quiero guiarte de vuelta a esos lugares tiernos dentro de ti mismo. Los lugares donde puedes sostenerte con compasión y honestidad.

Puede que te pida que alteres tu dieta, que duermas más, que hagas ejercicio con regularidad, que respires más conscientemente. Puede que te anime a ver una realidad más amplia y a preocuparte menos por las fluctuaciones cotidianas de la vida. Puede que te pida que explores los vínculos y las heridas de tus relaciones.

Soy tu amigo, no tu enemigo. No deseo traer dolor y sufrimiento a tu vida. Simplemente estoy tirando de la manga por tanto tiempo inmune a los suaves empujones. Mi tarea es energizarte para que me escuches con el oído sensible y el corazón de una madre que atiende a su precioso bebé.

Eres un ser tan vasto, tan complejo, con asombrosas capacidades de autorregulación y curación. Permíteme ser uno de los precursores que te conduzcan al misterioso núcleo de tu ser, donde la perspicacia y la sabiduría están disponibles de forma natural cuando se recurre a ellas con un corazón sincero

Pretendemos que los alumnos de nuestros talleres, los pacientes que son atendidos por un psicólogo o terapeuta Gestalt, o los practicantes de Mindfulness Sensible al Trauma puedan, en algún momento, despertar del trance, y tener esa voluntad de entrar en el desierto del cuerpo. Escuchar y dejar que esa vitalidad de nuestro ser sea nuestra amiga. Habitar nuestra plenitud. Volver a la vitalidad que está justo aquí.

Artículos recientes

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad