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Explorar la vergüenza durante el proceso terapéutico

¿Sientes vergüenza? La vergüenza es una experiencia que puedes explorar en terapia para conseguir la autoafirmación.

Durante el proceso terapéutico, un sentimiento que a menudo aparece a la hora de intentar profundizar en las vivencias, creencias y experiencias del paciente que acude a terapia psicológica en nuestro centro de El Prat o a través de las sesiones online, es la vergüenza. Desde el punto de vista de la Terapia Gestalt, podemos describir la vergüenza como un sentimiento de auto-desvalorización que hace que, en el mundo interpersonal en el que vivimos, nos relacionamos de acuerdo con una creencia del tipo “Así como soy / pienso / siento , no merezco pertenecer a esta sociedad / grupo / tribu / familia, no merezco ser escuchado, aceptado … me rechazarás.

Cuando sentimos vergüenza nos encogemos, bajamos la mirada y levantamos ligeramente los hombros como si quisiéramos crear un caparazón que nos separa del otro.

Este sentimiento de auto-desvalorización nos impide el contacto pleno con el otro, precisamente en un momento en que el apoyo y la aceptación del entorno es más necesario que nunca.

¿Como se puede generar, durante un proceso terapéutico, el apoyo necesario para gestionar la experiencia de la vergüenza cuando la vergüenza, por su propia naturaleza, nos hace creer que somos indignos de contar con los demás? ¿Cómo confiar en el psicólogo o Terapeuta Gestalt que tenemos delante de nosotros? 

Si la vergüenza aparece en una fase de la terapia (fases que puedes consultar en la página principal de l’Espiral), como es la Fase de Apoyo, donde la confianza y la seguridad aún no están asentadas, puede bloquear poderosamente la capacidad de cocrear el apoyo necesario en el espacio terapéutico, impidiendo el contacto entre terapeuta y paciente cuando éste se esconde bajo su capa.

Verguenza Terapia

Querer “atravesar” la capa de la vergüenza sin tener en cuenta que ésta se desarrolló como un proceso creativo y adaptativo del paciente hacia una situación determinada; o decirle al paciente que no es necesario que tenga vergüenza, expresando precisamente de este modo lo mismo que hace la vergüenza, es decir, decir que no se es correcto sintiendo lo que se siente en un momento determinado; o hablar sobre el sistema de creencias del paciente que sostiene la vergüenza, con el peligro de avergonzarle por tener tales creencias, son actitudes que un psicólogo o Terapeuta Gestalt puede evitar teniendo una visión bastante amplia de lo que implica el fenómeno de la vergüenza.

Cuando la vergüenza aparece en la Fase de Apoyo del proceso de sanación del abuso recibido, hay que tener en cuenta una serie de aspectos que el paciente puede estar experimentando. Tener una visión amplia de este sentimiento, permitirá al terapeuta y/p psicólogo hacer el acompañamiento necesario para que el paciente pueda explorar su experiencia.

El primer aspecto a tener en cuenta es el hecho de que el paciente puede utilizar la vergüenza para modular y rebajar la excitación cuando no está seguro de cómo serán recibidos sus impulsos y emociones por los demás.

Si un paciente que acude a terapia presencial en El Prat o bien a terapia online desde el salón de su casa, cree que puede haber desaprobación, rechazo o humillación a la hora de mostrar sus necesidades o carencias, la vergüenza puede aparecer e inundar la conciencia desviando de esta manera el contacto con el otro hacia un estado de repliegue interior que evite un posible e indeseado dolor. El problema es que, escondiéndose bajo la capa de la vergüenza, pierde precisamente la oportunidad de generar la seguridad y la confianza necesarias para vivirse acompañado y respetado por sus iguales.

Otro aspecto a tener en cuenta respecto de la vergüenza es que ésta puede aparecer como indicación de que una situación traumática o de abuso ha quedado inconclusa y se ha quedado fijada, generando una vivencia distorsionada de las propias capacidades y responsabilidades del paciente. 

La vergüenza sostiene y perpetúa la conclusión que se dio al abuso en un momento en el que la capacidad cognitiva y emocional del paciente estaba determinada por la etapa del desarrollo donde se encontraba. Una valoración infantil que la vergüenza pone de manifiesto a nuestros ojos.

Los introyectos, también pueden ser generadores de vergüenza.

Las frases, sentencias o palabras que los padres o cuidador de referencia expresaron hacia el paciente acaban siendo asimiladas como verdades absolutas y el paciente se acabará auto-referenciando de la misma manera que hacían con él, generando el sentimiento de auto-desvalorización de la vergüenza.

El abuso sufrido puede llegar a ser visto por el paciente como una situación generada por él mismo si así se lo llegaron a hacer creer, ya sea explícitamente, con acusaciones o juicios hacia sus acciones, o por las actitudes o falta de apoyo obtenido por los responsables de cuidar su bienestar físico, emocional y psíquico.

Otro mecanismo relacionado con la vergüenza es lo que en la psicología de la Gestalt se conoce con el nombre de retroflexión. La retroflexión es el mecanismo por el cual las energías, los sentimientos y las respuestas que el paciente genera ante la situación de abuso, son reprimidas y redirigidas hacia él mismo ante la imposibilidad de poder canalizarlas hacia quien correspondía. La vergüenza ayuda a imposibilitar la expresión del propio poder, manteniendo al paciente en una situación de repliegue.

Vergüenza en la terapia

La descontextualización de los sentimientos. No tener presente en qué situación relacional se produjo el trauma o abuso, puede generar que los sentimientos generados a raíz de la situación abusiva se procesen como sentimientos generados por uno mismo. El dolor vivido se internaliza y es procesado como una capacidad o voluntad del paciente. La vergüenza hará que el paciente mantenga esta internalización al no permitir que una nueva relación interpersonal pueda poner en duda las creencias que el paciente tiene sobre sí mismo.

En todos estos casos, no es tarea del terapeuta Gastalt ni del psicólogo interpretar cuáles de los anteriores supuestos tienen relación con la vergüenza que muestra el paciente, sino colaborar con él para realizar una exploración a través de la cual pueda experimentar, descubrir y trabajar con la vergüenza y poder autoafirmarse su experiencia.

En l’Espiral, nuestra tarea es ayudar al paciente a reconocer el sentimiento de vergüenza y coger perspectiva respecto a la misma. La Psicoterapia Gestalt ayuda a poder “ver” la vergüenza como una experiencia, como un proceso en lugar de un estado, como algo que “me PASA” no como algo “que SOY”, y que por tanto, se puede explorar y integrar para enriquecer el conjunto de experiencias y vivencias que el paciente vive a lo largo del proceso terapéutico.

El acompañamiento que como psicoterapeutas ofrecemos cuando aparece la vergüenza, sin juzgarla, ni intentar, como ya hemos dicho antes, “atravesarla”, es esencial para que el paciente pueda no sentirse avergonzado en terapia del mismo hecho de sentir vergüenza y poder profundizar en su experiencia.

Esta validación, acompañada de una sinceridad, interés y curiosidad genuina, ayudará a que no se rompa el contacto entre el terapeuta y el paciente, y que este nuevo marco interpersonal pueda cocrear la confianza y seguridad necesarias para explorar y contextualizar las experiencias del paciente más allá de lo que la vergüenza intenta ocultar.

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