Cuando durante una sesión de psicoterapia un paciente conecta con algo dificultoso. Algo que puede romper el Status Quo de su realidad. Algo que quizá sería sanador, pero que quizá le asuste, el paciente se va… pero no de la consulta, sino que se va sus creencias y modos de razonar habituales a través de su pensamiento.
Es como si alguien nos invitara a entrar en un desierto dónde encontraremos un maravilloso oasis de descanso y bienestar, pero nos asustáramos ante la posibilidad de perecer de calor, cansancio y deshidratación por el camino.
Entonces, en terapia, en vez de adentrarnos en ese terreno aparentemente muerto, pero que alberga la posibilidad de cambio, amor y aceptación, lo que hace el paciente es salirse de su cuerpo. De su experiencia aquí y ahora. Y de nuevo se aísla.
Cuando salimos de nuestros cuerpos estamos realmente aislados, cuando no estamos despiertos en nuestros cuerpos, estamos en trance.
Pero… ¿qué es un trance? Un trance es una especie de fragmento contorsionado o distorsionado de la realidad; estamos viviendo en algo más pequeño que el todo.
Hay una tremenda cantidad de sufrimiento que proviene de ese trance.
A veces, a los participantes en el curso de Mindfulness La Presencia Encarnada que impartimos en El Prat de Llobregat de les pido que, por un momento, considera los momentos de la última semana, o del último mes, o del último año, que te han parecido realmente preciosos. Momentos sagrados, momentos que realmente importaron. Si cierras los ojos y percibes, ¿Cuáles fueron esos momentos? ¿Qué pasaba en esos momentos?
Tal vez pienses en un momento de intimidad con alguien en el que algo realmente se abrió paso, o algún velo cayó y realmente te pusiste en contacto con otro. Tal vez fueron momentos de verdadera creatividad, o tal vez estés creyendo en algún asombro o maravilla que sentiste en el mundo natural. Tal vez fue un momento de curación, en el que algo se desprendió y te abriste a algo.
Cuando experimentamos lo más valioso para nosotros estamos encarnados
Puede que sientas, sea lo que sea lo que estés reflexionando, que no estabas perdido en tus pensamientos en esos momentos. Que cuando experimentamos lo más valioso para nosotros, estamos ahí para ello: estamos encarnados. Porque las cosas que más nos importan, como el amor, no son abstractas. No ocurren a través de la realidad virtual; se experimentan de una manera muy visceral.
Para la verdadera sabiduría; necesitamos estar encarnados. Podemos pensar en las cosas, pero en los momentos en los que hay una verdadera percepción, ésta proviene de un compromiso directo con la propia realidad. No hay interferencia ni interpretación de los pensamientos.
Durante las sesiones de psicoterapia humanista que realizamos los terapeutas y psicólogos El Prat de Llobregat, ayudamos a nuestros pacientes a explorar más cómo nos aislamos, y cómo volvemos. Llegamos a la comprensión de que una vida integrada, madura, viviendo y amando plenamente, requiere esa voluntad de entrar en un desierto para explorar.
En todos nosotros hay una intención de estar realmente, en el aquí, y en el ahora. Y se puede ver a través de diferentes tradiciones espirituales, ya sean los padres cristianos que salían al desierto; los monjes budistas tailandeses del bosque -el bosque era su lugar de refugio-; o los nativos americanos con el sentido de que lo sagrado, lo sano, brilla a través de cada ser vivo, y en cada parte de la naturaleza.
Es un proceso largo el de conectar con el cuerpo y dejarse bañar en las delicias que de él emanan. A veces da miedo. Y muchas veces el paciente, cuando nos adentramos en ese precioso espacio se asusta y deja la terapia, o de repente le paso algo en su vida que “le impide” continuar con el proceso terapéutico. Pero arriesgarse merece la pena. Merece mucho la pena.
Aleix Boronat Monfort
Director y fundador de l’Espiral. Terapeuta Gestalt, Mentor en Mindfulness y Miembro adherente de la AETG. Formación en Psicoterapia Integrativa (programa SAT). Formado en técnicas psico-corporales (Yoga, Shiatsu y Movimiento, Bioenergética y Movimiento Auténtico).
