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“Intención” y “Atención” para despertar del trance de la indignidad.

En esta serie de artículos, reflexionaremos juntos sobre las enseñanzas espirituales y las meditaciones que pueden ayudar a aliviar e incluso liberarnos del sufrimiento emocional.

Así como los pacientes que acuden a nuestro centro de psicoterapia para ser acompañados por un psicólogo, como los alumnos que cursan alguno de nuestros talles sobre Mindfulness, veremos cómo podemos librarnos de la prisión del miedo, de la prisión de la vergüenza, de la ira.

Para empezar, me gustaría describir los dos elementos principales que conforman el despertar espiritual. Estos se pueden encontrar en todas las tradiciones espirituales.

La primera es la intención y la segunda la atención.

La intención es el primer elemento conforma el despertar consciente.

La intención es la aspiración o la energía en nosotros que nos atrae hacia el amor, hacia la verdad, hacia la creatividad. Así que en realidad es la conciencia de lo que nos importa.

Seguramente no estarías leyendo este artículo a menos que tuvieras alguna intención o aspiración hacia la curación, hacia la libertad de ser plenamente quien eres.

Lo que los psicólogos en el Prat de Llobregat expertos en Mindfulness han observado a lo largo de años de práctica de la meditación y de enseñanza es que realmente no importa mucho cuál, de la multitud de prácticas de meditación, la gente está haciendo.

Hay tantas ahí fuera, y hay muchas que nos afectan de diferentes maneras.

Pero lo que más influye en el despertar, lo que más nos despierta a la libertad, es realmente una cualidad de sinceridad en nuestro corazón.

Es nuestra intención. Es lo que más anhela nuestro corazón.

Y lo que más anhelamos es sentirnos amados, vivir amados, ser amados.

Puede ser que encaremos la meditación, la práctica del Mindfulness, esperando la verdad o darnos cuenta de quiénes somos realmente. Pero lo que descubrimos cuando profundizamos en la práctica del Mindfulness, como hacen los participantes en nuestros talleres, es que cada corazón obtendrá aquello por lo que más reza.

Con ese espíritu, me gustaría invitarte a reflexionar un momento sobre tu intención, tu aspiración. Reflexionar sobre lo que realmente es más importante para ti en este momento de tu vida.

Para muchos de nosotros, cuando percibimos lo que realmente importa, es una expresión de presencia. Tal vez sea vivir con más paz o más sabiduría. Tal vez sea aprender a amar sin contenerse. O para tener una compasión más profunda hacia ti mismo, hacia la vida que está aquí. Sea cual sea, aprovecha estos momentos para ponerte en contacto con la sinceridad de tu propio corazón, para sentir lo que más te importa.

Cuando somos conscientes de nuestra aspiración, descansamos más en la presencia.

Y esta es la segunda parte de los dos elementos centrales de la vida espiritual, la atención.

La atención es el segundo elemento conforma el despertar consciente.

Esta atención relajada que entrenamos en la práctica del Mindfulness, cuando somos acompañados por un psicólogo, revela realmente la plenitud de la presencia.

La atención relajada expresa la verdad de lo que somos, la esencia, cuando no estamos perdidos, cuando no estamos distraídos. La presencia natural es el ser despierto que está leyendo ahora mismo.

Siente si puedes experimentar eso por un momento. La presencia natural es el ser que está leyendo ahora mismo. La presencia natural es lo que se ve a través de tus ojos. Y la presencia natural es el tierno espacio del corazón que realmente sostiene esta vida.

Cuando no reaccionamos, sólo hay atención.

Buda describió el sufrimiento como el olvido o la desconexión de esta presencia natural, olvidando realmente quiénes somos. Y así, todas las tradiciones espirituales enseñan con diferentes técnicas, diferentes enfoques, formas de recordar, de reconectar con la presencia natural, con nuestra plenitud.

Y el entendimiento es que cuando estamos olvidando, estamos en trance.

Y pasamos muchos de nuestros llamados momentos de vigilia en un trance en el que nos identificamos como un yo pequeño, un yo separado y un yo limitado que de alguna manera es deficiente o está en peligro.

Así que esta es la bandera del trance, este profundo trasfondo de que algo falta, algo va mal.

Y te invito a que lo compruebes cuando tengas dificultades y te sientas de algún modo infeliz o en desacuerdo con la experiencia.

Sólo para sentir si puedes detectar esa corriente subterránea.

Muchos de nuestros pacientes comparten que, cuando se sienten emocionalmente atascados, irritados o infelices de algún modo, siempre hay, si hacen una pausa y se toman el tiempo de comprobarlo, una sensación de que se están quedando cortos. Una sensación de que algo va mal se engancha a que algo va mal en ellos.

Lo que los psicólogos expertos en Mindfulness han descubierto consigo mismos, con sus clientes, con sus alumnos, es que quizá el sufrimiento más profundo que experimentamos en esta cultura es el de la aversión a uno mismo, el de sentir que algo va mal conmigo, que no soy suficiente, que soy defectuoso.

Y cuando empezamos a escanear nuestra vida, podemos sentir cómo, ya sea en el trabajo o en nuestra relación de pareja o como padres o en el camino espiritual, hay alguna forma en la que estamos evaluando a un yo que está en camino hacia alguna parte y no está a la altura.

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