Contacto | Pedir cita

La lluvia crea un claro

R.A.I.N. es un acrónimo inglés acuñado por la maestra de meditación Michele McDonald. Significa Recognize (reconocer), Allow (aceptar, permitir), Investigate (investigar), Nurture (nutrir).

Los psicólogos El Prat de Llobregat de l’Espiral enseñan el método R.A.I.N a sus pacientes y alumnos. Son cuatro pasos fáciles de recordar que se pueden aplicar rápidamente en el momento o, si no podemos hacer una pausa y estar con nuestra experiencia en el acto, de forma más lenta cuando tengamos tiempo.

R.A.I.N. puede aplicarse a las cuestiones fundamentales, las profundas, pero también a la reactividad cotidiana.

Cuando lo practicas en la consulta, acompañado de un psicólogo, o en nuestros talleres de Atención Plena, o en casa. Con el tiempo, y con la práctica, puede que recibas un correo electrónico que te parezca insultante y, siguiendo brevemente los pasos de R.A.I.N., respondas de un modo que luego no lamentes.

O puede que vayas a una entrevista de trabajo y, si te tomas 10 minutos antes para aplicar R.A.I.N. a tus miedos, puedas comunicarte con mucha más confianza y calma.

Los pasos de R.A.I.N. nos ayudan a soltar las ataduras de las emociones dolorosas y nos llevan a un estado mental mucho más ingenioso y tranquilo.

Y como iremos viendo en los siguientes artículos, nos permiten ver a través de todos los estados mentales hacia la presencia y el amor que son nuestra esencia.

Muchas personas nos han comentado que R.A.I.N. les ha ayudado a superar grandes dificultades vitales.

Una mujer que practicó Mindfulness durante bastante tiempo y que sabía utilizar R.A.I.N. contó que su madre se había trasladado a vivir con ella y su marido. En una época especialmente ajetreada y exigente, por lo que le costaba encajarla en su vida porque se sentía muy ansiosa por conseguir hacer todo aquello a lo que se había comprometido. Pero también le dolía la culpa de sentir que estaba perdiendo tiempo con ella. Así que esto desencadenó en ella el trance de la indignidad.

Empezó a sentirme mal consigo misma y decidió practicar R.A.I.N., que despierta nuestra autocompasión a la situación. Así que, cada vez que empezaba a sentir ese sentimiento de ansiedad y culpa y se acordaba, hacía una pausa y seguía los pasos.

Reconocía lo que estaba sintiendo y permitía que los sentimientos estuvieran ahí, un paso realmente importante, y luego investigaba sintiéndolos realmente en su cuerpo y respirando con ellos. Y luego se nutría a si misma recordándose su bondad básica, que la amaba, implemente recordándose eso. Y eso la relajaba.

Cada vez que lo hacía, sentía más confianza y seguridad en que todo saldría bien, y se sentía más espaciosa y abierta. Y el tiempo que pasaba con su madre cambió radicalmente. Cuando estaban juntas, podía dejar de lado otras cosas y estar realmente con ella. Y cuando murió, por supuesto, lloró profundamente, pero no se arrepintió.

En realidad, estaba llena de gratitud por los muchos momentos de presencia, de humor y de tierna compañía que compartieron. Esta mujer se dio cuenta de que R.A.I.N. salvó los momentos de vida con su madre.

Los dos primeros pasos de R.A.I.N. son Reconocer y Aceptar-Permitir. Y son la base de la atención plena.

R.A.I.N. está enraizado en el Mindfulness, esa atención al momento presente sin juzgar.

Los dos siguientes pasos, Investigar y Nutrir, profundizan en esa atención.

Tecnica R.A.I.N

A veces, cuando estamos realmente atascados, los dos primeros pasos de la atención plena no son suficientes, necesitamos realmente profundizar nuestra atención e investigar y nutrir, y eso es lo que despierta una presencia compasiva plena.

Quizá ahora puedas tener, por un momento, la oportunidad de explorar los dos primeros pasos de R.A.I.N.: Reconocer y Permitir.

Pero antes, me gustaría compartir una historia que pone de relieve el poder de estos dos pasos. Es la historia de un hombre con Alzheimer en fase inicial, él también es psicólogo, y era un meditador experimentado. Un día tuvo que hacer una presentación ante un grupo de 100 personas justo al principio de la aparición del Alzheimer. Y cuando empezó la presentación, justo al principio, se quedó totalmente en blanco y no sabía por qué estaba allí, o por qué toda esa gente le miraba expectante.

Esto es lo que hizo. Primero, simplemente hizo una pausa. No hizo nada. Y luego comenzó a nombrar lo que estaba experimentando y a inclinarse, hacer una especie de reverencia a lo que le estaba ocurriendo, dando una bienvenida a lo que fuera que sucediera. Era como si dijera: “Confuso”. Reverencia. “Avergonzado.” Reverencia. “Miedo.” Reverencia. “Respirando”. Reverencia. “Palpitaciones”. Reverencia. “Relajación”. Reverencia.

Esto fue lo que hizo. Y luego, miró hacia arriba después de haberse relajado un poco y dijo: “Lo siento”. Y la gente que estaba escuchando estaba llorando.

Alguien del público dijo: “Nadie ha compartido nunca las enseñanzas con nosotros de esta manera”.

¿Y qué había hecho? Bueno, básicamente estaba siguiendo los dos primeros pasos de R.A.I.N.

Había hecho una pausa, como hacen todos los pacientes que se sientan en nuestra consulta al empezar la sesión. Estaba nombrando y reconociendo lo que estaba ocurriendo y estaba permitiendo que estuviera ahí, simplemente inclinándose, haciendo una especie de reverencia ante ello. Permitir, aceptar, es como decir “sí” al momento presente. Es reconocer, sin resistencia, lo que está sucediendo.

“Sí” no significa que nos guste, solo significa que honestamente reconocemos que esto es lo que está pasando aquí, dejemos que esté aquí. No estamos luchando contra la realidad.

En el siguiente artículo te guiaré paso a paso para que puedas acercarte a estas dos primeras partes de R.A.I.N.

Artículos recientes

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad