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Vivimos en un mundo ansioso

No importa si estamos mirando nuestras historias colectivas, o nuestras historias individuales -porque tenemos una enorme cantidad de historias colectivas que forman nuestras historias individuales- cuando las miramos, cuando en consulta, acompañado por un psicólogo o Terapeuta Gestalt, el paciente contacta con ellas, vemos que las que causan sufrimiento están basadas en el miedo.

Están impulsadas por el miedo. Vienen de nuestro cerebro de supervivencia más primitivo; y ese cerebro de supervivencia está, en la mayoría de los casos, exagerando. Está fuera de control y creando una creencia, una historia, que no nos sirve. 

Somos criaturas relacionales, vivimos y morimos debido a las relaciones – y ese es el ámbito en el que nuestras historias son más conmovedoras: ¿Quiénes somos en relación con otras personas? Por este motivo, el núcleo de una creencia que está causando sufrimiento suele ser: «Soy malo, estoy equivocado» o «Eres malo, estás equivocado». A eso se reduce. 

Estoy siendo muy simplista, pero la razón es que, para empezar a investigar tus creencias, necesitas algunas señales. Así que: la señal de «debería ser diferente» – «yo debería ser diferente» o «tú deberías ser diferente»… «estoy equivocado, necesito cambiar», «estás equivocado» – es una indicación de que hay una creencia que te está limitando.

Las creencias basadas en el miedo suelen proliferar en las sociedades donde hay mucho miedo.

Ansiedad miedo

Si observas nuestra sociedad contemporánea, ¿de dónde viene el miedo? Normalmente surge cuando nos sentimos separados, aislados. Sentimos que no pertenecemos. Estamos en una sociedad que no fomenta la unión. No fomenta el sentido de la cooperación y la colaboración. Se pone más énfasis en la competición, en ser el mejor y en superar a los demás, y en un montón de jerarquías en las que creemos que es difícil confiar en una verdadera pertenencia.

Lo que vemos, no sólo en nuestra consulta de El Prat de Llobregat, sino también mediante las sesiones On-line es que: La ansiedad está desenfrenada. Las estadísticas dicen que el 38% de las chicas de entre trece y diecisiete años, y el 26% de los chicos, son diagnosticados con un trastorno de ansiedad. No se trata sólo de la ansiedad normal, sino del trastorno de ansiedad. ¡Un porcentaje muy alto! En nuestras familias, quienes nos cuidan tienen ansiedad, por ejemplo, sobre que a los niños les vaya bien; y esto a menudo interfiere con el tipo de vínculo y sintonía que hace que la pertenencia sea segura. 

El paciente que acude a psicoterapia o a talleres de Mindfulness descubre que todos desarrollamos unos trajes que nos ponemos para seguir adelante con nuestras vidas, egos que, en el fondo, son inseguridades. Ahora bien, este ego intenta hacerte sentir mejor, y precisamos que esté ahí, para nosotros, cuando tenemos que atravesar un entorno difícil en el que no hay un sentido innato de pertenencia, y para hacer frente a esas necesidades insatisfechas de sentirse conectado. La mayor parte del tiempo, usamos el ego cuando participamos en las creencias que generamos. Estas creencias, basadas en el miedo, son la principal forma en que este yo intenta hacer frente a la situación.

En un artículo del New York Times, una mujer escribió sobre el mensaje de texto que envió a un amigo, sobre una visita inminente, y cuando no hubo respuesta de inmediato, publicó en Twitter, a sus más de 16.000 seguidores, lo siguiente: «No tuve noticias de mi amigo durante todo el día. ¿Qué es lo que pienso? ‘Que él ya no quiere ser mi amigo'». Y entonces ella creó un hashtag llamado «Así es como se siente la ansiedad», y ese hashtag se extendió. Muchísimas personas comenzaron a compartir sus experiencias con la ansiedad, y qué representaba la ansiedad para ellos. 

Uno dijo: «Es encontrar los más pequeños cambios en el comportamiento de la gente a tu alrededor, y pensar que te odian». Otra persona dijo: «Siento que, si te comportas de forma malhumorada o crítica, es por mí», o, «Te la pasas sintiendo que eres un mal amigo, aunque no hayas hecho nada malo». ¿Cuántos de nosotros compartimos esa creencia de que vamos por la vida defraudando a los demás?.

Así que cuando las creencias basadas en el miedo dominan el mapa estamos viviendo en ellas, identificándonos con el ego y olvidando nuestro amor y conciencia. Estamos olvidando quiénes somos. Y: cuando estamos dentro de las creencias basadas en el miedo, estamos percibiendo a otras personas como egos, olvidamos su esencia, pero, sobre todo, que los ojos que te están mirando tienen el mismo anhelo profundo de conectar, y la misma sensibilidad. Nos olvidamos, cuando estamos en esas creencias, estas contraen nuestro ser.

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