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Como cultivar una presencia amorosa en medio de la tormenta del miedo

De nuevo, al igual que podemos proponer a nuestros pacientes cuando piden ayuda para que les acompañemos en su ansiedad o miedos, te propongo un pequeño ejercicio Mindfulness que puedes hacer ahora.

Te propongo que, después de leer este párrafo, cierres los ojos y trates de sentir esto como una pausa. Un momento para volver a despertar tus sentidos. Puedes, cuando cierres los ojos, escuchar los sonidos que están aquí. Ábrete a las sensaciones de tu cuerpo. Siente el movimiento del aliento vital: la entrada, la salida. Cierra los ojos ahora i dedica unas cuantas respiraciones a esto y cuando consideres oportuno, continúa leyendo.

Cuando vuelvas a cerrar los ojos, repite el proceso anterior y, desde este lugar de presencia: explora tu vida y detecta dónde puedes estar en ese lugar de estar anticipándote algún problema, dónde sientes que de alguna manera te diriges hacia algo que temes.

Puede ser algo relacionado con el trabajo, algún miedo al fracaso en el trabajo, quizá. O puede ser algo que temes en una relación con otra persona. Algo que temes perderte. ¿Dónde está el hábito que sientes como un trance, como un piloto automático del miedo: ¿dónde te contraes más, donde pierdes el contacto con lo que realmente te importa, con la creatividad, con la apertura de corazón? Cierra los ojos e investiga ahora.

Ahora, cuando vuelvas a cerrar los ojos, te invito a detectar dónde te vuelves pequeño, ansioso… y simplemente reconocer, en esa situación concreta, qué tipo de pensamientos pasan por tu mente. ¿Qué te preocupa? ¿Qué temes que ocurra? ¿Qué crees que está mal? Puedes cerrar los ojos ahora y volver a investigar ese lugar.

La próxima vez que cierres los ojos, al percibir el trance del miedo, y para empezar a desplegar esta ala de presencia consciente, podrías preguntarte: «Bueno, ¿cómo es? ¿Cómo se siente el miedo? ¿Qué es lo que requiere más atención? ¿Qué es lo que siento más vulnerable? Deja que la atención caiga -que la conciencia se asiente- en el cuerpo: la garganta, el pecho, el vientre. Estás invitando a esa vulnerabilidad a hacer acto de presencia. Una atención interesada y amable… una atención íntima. Adelante, cierra los ojos ahora si te es cómodo continuar.

De nuevo, vuelve a visitar ese espacio cuando cierres los ojos. Y fíjate si puedes notar cualquier cosa de la que te des cuenta: tal vez un apretón en el pecho, o una opresión o presión, opresión en la garganta, opresión en el vientre. Puedes susurrar mentalmente las palabras «miedo» o «vergüenza» o, si te resulta desagradable, «desagradable».

Si se siente muy fuerte e intenso, puedes sentir que haces espacio para lo que está aquí, dejándolo que se siente a tu lado . Sentir el mundo que te rodea, para que recuerdes un espacio más amplio. Mantente en comunicación con la vulnerabilidad. ¿Qué es lo que más necesita? ¿Qué tipo de atención necesita? ¿Quizá perdón o aceptación? ¿Compasión? ¿Amor? ¿Qué ayudaría a sanar este lugar temeroso? Te invito a investigarlo con los ojos cerrados ahora.

Igual que hacen los alumnos de nuestros talleres de Mindfulness despertamos el ala del amor ofreciendo, de alguna manera, cuidados a esta vulnerabilidad. Para algunos, la forma más directa es poner una mano en el corazón suavemente y sentir que nos importa, y enviar esa energía amorosa. Podrías experimentar con eso, sólo el toque tierno y ligero… y sólo ofrecer; sólo decir: «Me importas. Estoy aquí. No me voy». Si te ayuda, imagina a alguien que se preocupa por ti y te quiere, sólo la atmósfera y la sensación de su amor fluyendo también a través de tus manos hasta la vulnerabilidad.Tal vez puedas sentir que el amor te llena, de modo que es como si realmente estuvieras disolviendo todo tu cuerpo y tu ser de una manera amorosa, justo en el lugar de la vulnerabilidad. Realmente dando amor plenamente. Para algunos les sirve imaginar su yo elevado o su yo futuro, esta mente-corazón despierta, bañando tiernamente el lugar temeroso con amor. Pruéba este ejercicio Mindfulness ahora.

Al volver a cerrar los ojos, vuelve de nuevo a sentir tu propia experiencia de tu propio ser mientras traes estas alas de presencia consciente y amor a la vulnerabilidad. Sentir esa apertura natural del yo vulnerable y asustado hacia la presencia misma. Presencia amorosa. Y puedes ampliar la atención para sentir a muchos otros contigo en este momento, todos juntos, enfrentándonos al miedo con presencia amorosa. Sintiendo quiénes somos juntos cuando enfrentamos el miedo con presencia amorosa. Llegar a conocer este espacio del corazón sin miedo, sin límites, que puede incluir las olas del miedo. Fíjate como sería para ti hacer ahora esto, con los ojos cerrados.
A menudo, en el camino espiritual, la metáfora es escalar una montaña y trascender el miedo, pero en lugar de eso estamos practicando entrar y entrar y entrar.

Rumi habla de «viajeros nocturnos» que se vuelven hacia la oscuridad y están dispuestos a conocer su propio miedo. Dice:

«Siéntate con tus amigos.
No vuelvas a dormir.
El agua de la vida fluye de la oscuridad.
Busca en la oscuridad.
No huyas de ella.
Los viajeros nocturnos están llenos de luz y tú también.
No dejes esta compañía».

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