Contacto | Pedir cita

Un caso de ansiedad: Parte I

Los psicólogos y Terapeutas Gestalt que trabajamos en l’Espiral nos encontramos muchas veces con historias como la que te voy a contar ahora.

Si has estado leyendo los últimos artículos nada te sonará de nuevo. No será nuevo, pero espero que te inspire, que te dé energía y te preparare para dejar que la ansiedad sea un portal.

A menudo cuando nos sentimos ansiosos, estamos básicamente sintiendo que no deberíamos estar sintiéndonos ansiosos, estamos deseando que desaparezca, estamos tratando de superarlo. ¿Y si, cuando surgiera, dijéramos: «Vaya… ¡esto puede ser una puerta para descubrir realmente quién soy más allá del yo ansioso!».

En esta historia, la mujer es una estudiante universitaria que casi ha terminado su carrera de psicología. Ella practicaba Mindfulness.

La razón por la que quería hacer sesiones de psicoterapia online con un terapeuta Gestalt experto en Mindfulness era porque tenía mucha ansiedad, mucho miedo a fracasar.

Estaba en prácticas y tenía miedo de que no le fuera bien con sus clientes y que no aprobaría el examen para obtener el título de psicólogo; y que le costaría mucho luego montar su propia consulta y… en fin, muchas comparaciones. También estaba preocupada por su relación, por si su pareja perdía el interés. Era bastante dominante.

Así que, acompañada por un psicólogo El Prat experto en Mindfulness, analizó la situación, se le preguntó: «¿qué te haría saber que eres lo suficientemente buena como terapeuta con tus clientes o lo suficientemente buena como pareja en tu relación?». A lo que ella respondió: «Nunca’. No hay nada de lo que haga. No importa lo buena que crea que soy en un momento dado, siempre tengo que volver a demostrar que valgo«. Ella era muy, muy autocrítica. Abalanzaba su atención en lo que estaba mal. «Soy demasiado tímida, soy demasiado introvertida, estoy demasiado acomplejada, tengo demasiado peso, no puedo concentrarme, tengo mala memoria».

Ante esto, se le preguntó: «¿qué pasaría si no te juzgaras tanto y estuvieras tan ansiosa por fracasar?». Su miedo era que, si dejaba de preocuparse por sí misma, nunca mejoraría, de hecho, pensaba que empeoraría. Creía que necesitaba su ansiedad para seguir mejorando.

Quizá leyendo esto, si haces ahora una pequeña pausa, te puedas sentir identificado: «Si no tengo ansiedad no voy a conseguir…» Estos patrones están tan dentro de nosotros que «si dejo de preocuparme, entonces sí que lo estropearé, no me acordaré de hacer ciertas cosas, no llegaré, nunca mejoraré«.

Esta estudiante de psicología, veía cómo su ansiedad y preocupación la separaban de su pareja y de su capacidad para disfrutar de la vida, así como de la calidad de su trabajo; cuanto más ansiosa estaba con un cliente, peor le iba.

Así que podía ver el sufrimiento; y su «yo sabio»  sabía que ella no, que no era sano vivir así, pero su «yo pequeño» sentía que no sabía cómo prescindir de su ansiedad.

A veces, en los talleres y cursos de Mindfulness que realizamos en nuestra consulta de El Prat de Llobregat, compartimos una frase que se cuenta en el Zen: que, en realidad, «estar iluminado es estar sin ansiedad por la no perfección».

Somos imperfectos

Somos imperfectos. No somos perfectos. ¿Qué pasaría si, aunque sea por un momento, pudieras dejar ir la ansiedad por no ser perfecto? ¿qué pasaría si pudieras hacer una pausa… por un momento, sólo para no estar ansioso por la imperfección?

Esto es lo que aprenden nuestros alumnos de Mindfulness, o los clientes que son atendidos por un psicólogo o Terapeuta Gestalt experto en Mindfulness: sentimos esta ansiedad para ser “útiles perfectos” … y nos detenemos, hacemos una pausa, y será “imperfectamente útil”, ahí hay un atisbo de pura libertad… sí, está bien ser imperfecto.

Así que esto es lo que introduce esa frase Zen: «estar sin ansiedad por la no-perfección». La estudiante de psicología podía estar segura: «Si tus imperfecciones empeoran, te prometo que puedes volver a juzgar«. Pero hizo un acuerdo con su terapeuta: ella iba a mirar la «ansiedad como un portal», por un mes. Así que cuando ella estuviera ansiosa por sus imperfecciones, se iba a decir, «Si. Me veo. Así es como estoy» Esa iba a ser su alerta.

Continuaremos esta historia en el siguiente artículo.

Artículos recientes

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad