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El trabajo interior de R.A.I.N. nos reconecta con nuestro pleno potencial de conciencia y amor.

El trabajo interior de R.A.I.N. nos reconecta con nuestro pleno potencial de conciencia y amor.

Siguiendo con lo que explicaba en el anterior artículo. El trabajo interior de R.A.I.N., y más cuando se está acompañado por un psicólogo en el Prat de Llobregat, inevitablemente nos reconecta con nuestro pleno potencial de conciencia y amor.

Y como saben los alumnos de nuestros talleres de Mindfulness, eso se extiende de manera que, a medida que practicamos, toca las vidas de los demás con los que estamos.

De nuevo, quiero explicarte un caso ilustrativo, como muchos de los que nos encontramos los terapeutas Gestalt experto en Mindfulness de l’Espiral.

Había un ejecutivo de una empresa de tecnología de Internet, que era muy conocido por tener mal genio. Cuando su ira empezó a causar serios problemas en su matrimonio, fue cuando empezó a practicar Mindfulness. El psicólogo le enseñó cómo aplicar R.A.I.N. a su ira, porque decía que estaba totalmente fuera de control.

Se enfadaba con su mujer, con sus equipos, con los empleados. Se le enseñó cómo, cuando empezaban a aparecer las señales de la ira, con sus pensamientos y sentimientos de ira, podía hacer una pausa para practicar R.A.I.N.

Hacía la R, “Reconocer”, simplemente nombrando: «Vale, enfado, enfado».

Luego “Permitiría/Aceptaba” la experiencia en su cuerpo y en su mente.

Luego “Investigaba” y sentía los sentimientos en su cuerpo, sin hacer nada, solo sintiéndolos allí y susurrándose a sí mismo: «Está bien».

Entonces se ponía en pausa por un nuevo momento, eso es “Después de R.A.I.N.”, para notar si había algún cambio.

Después de practicar un rato, comentó que cuando consiguió practicar R.A.I.N. en momentos de cólera, una cuarta parte del tiempo no dijo cosas que después lamentara.

Eso era una gran mejora, que el 25% del tiempo podía surfear las olas de la cólera y no ser arrastrado por ellas.

Combatir IRA con metodo Rain Mindfulness
 

Este ejecutivo compartió con su psicólogo en el Prat una de esas veces. Estaba reunido con un director de proyecto y este admitió que su equipo se había retrasado en un proyecto importante, y que él personalmente había dejado caer algunos aspectos del proyecto, por lo que estaba asumiendo la responsabilidad.

Mientras el ejecutivo escuchaba, sintió una irritación creciente, y normalmente habría atacado. Se habría abalanzado sobre él, pero en lugar de eso se dijo internamente: «Vale, una oportunidad para practicar R.A.I.N.», y lo reconoció, y permitió que estuviera ahí, y respiró con él, y lo sintió en su cuerpo, y se dijo a sí mismo: «Está bien».

Sintió un poco más de presencia y no explotó. En lugar de eso, asimiló un poco más lo que su empleado estaba expresando, le prestó más atención y apreció su honestidad, y percibió su compromiso con su trabajo. No solo no tuvo un ataque de ira, sino que expresó su agradecimiento.

Le dijo: «Bueno, seguro que lo haces lo mejor que puedes». Al director del proyecto le pilló desprevenido. De repente le confesó: «No pensaba decir esto», mientras le caían lágrimas por las mejillas. Le dijo: «Mi mujer tiene cáncer de mama y tengo dos hijos adolescentes. Ha sido una época dura, una época difícil».

Cuando este hombre le dijo: «Sé que lo estás haciendo lo mejor que puedes», ambos se sintieron muy vulnerables. El ejecutivo le compartió a su psicólogo: «Sabes qué paso?, nos abrazamos! Nos abrazamos, los dos con lágrimas. Hace unos meses me habría sumado sin querer a la carga de este hombre, y allí estábamos, abrazándonos. Fue uno de mis momentos más tristes y a la vez de los mejores. Fue como si volviera a ser un ser humano de verdad«.

Cuando nos quedamos atrapados en nuestra reactividad, dejamos de lado a nuestro mejor yo.

La mayoría de nosotros, si somos honestos, podemos ver cómo, cuando nos quedamos atrapados en nuestra reactividad, dejamos nuestro mejor yo, vivimos desde un lugar mucho más pequeño.

Cuánta más vitalidad, intimidad y creatividad en nuestra vida, si pudiéramos hacer una pausa en esos momentos en los que estamos siendo secuestrados por nuestro sistema límbico, hacer una pausa y aprender a tomar el té con Mara, a “Reconocer, Aceptar/Permitir, Investigar, Nutrir”, y simplemente dejar que emerja un poco de una presencia más grande y más amorosa.

Cuántas posibilidades se abrirían.

Para este ejecutivo, interrumpir su patrón, su ira, con R.A.I.N. le llevó a nuevos niveles de conexión con la gente, tanto en el trabajo como en casa. Le abrió a una nueva forma de ser.

R.A.I.N. nos ayuda a cambiar de una realidad que está realmente aprisionada por pensamientos y emociones limitantes, a un corazón sabio.

Sri Nisargadatta tiene un hermoso dicho. Dice: «La mente crea el abismo y el corazón lo cruza».

La mente crea el abismo y el corazón lo cruza.

Nuestra mente, con todas las historias sobre quién está equivocado, qué va a salir mal, todo el pensamiento basado en el miedo, crea separación.

Nuestro corazón, cuando aprendemos a profundizar en la atención y a tomar el té con Mara, nuestro corazón aprende a reconectar.

Nuestro corazón aprende a traernos de vuelta a casa, a la presencia amorosa.

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